D.L.V.D. Creatividad. Es actitud. (10)
Pausar, es encausar.
Encausar, propicia momentos creativos. MJ
Si la vida pausada nos puede aportar muchos beneficios en las
actividades en general, ni que decir lo que se logra en cuanto a la
creatividad. Una vez que tenemos claro que lo creativo no se restringe a lo
artístico o a actividades de la cultura especifica sino también es parte de la
cultura en general, como es el saber vivir el día a día, pues ya podremos
cambiar actitudes y poder darnos una parte creativa en todos los entornos
vitales. Con tensas calmas y pausando, es seguro que todo se hace más fácil. No
nos asustará el sentirnos un tanto presionados si hay camino claro. Sea que se
trate de nuestras acciones con los asuntos a resolver, o sea con las
interacciones interpersonales, es necesario tener los tiempos de interacción,
exacto como lo viven los gatos.
Cuando con libertad se comprende con qué herramienta hay
que armar lo creativo, las pausas, el con quién y el cómo, es lo de menos, la
sanidad se hace presente.
Si estamos en el humor adecuado, la belleza se instala,
es parte siempre, aunque los devenires intrincados la borren de nuestro mapa,
esa presencia activa que da tonos al gozo.
Tenía yo un primo que de un momento a otro preguntaba,
cuando nos convidaba a comidas hechas por el mismo y abría una pausa en la
convivencia - ¿Estás disfrutando? - Porque sabía que no solo es comer, como
tampoco lo es tan solo vivir y mucho más claro lo tenemos al convivir. Si fuera
tan solo vivir… la vida misma y cada momento nos bastaría tal cual y todo sería
miel sobre hojuelas.
YSL, dijo: -La belleza está en tener un pullover,
una falda y amar de verdad-.
Lo del pullover no es necesariamente de sitios
tropicales y calurosos como los nuestros, y las faldas, cada día están más en
desuso por la comodidad de los jeans, que ya son parte del paisaje
humano. Lo que nos queda claro de esta expresión, es que la sencillez es una
buena amiga de la verdad.
Y, si nos
permitimos una pausa y miramos los ojos de las personas, seremos capaces de
leer su carta existencial, sus verdades. El otro día, veía una serie del tema
de asesinato serial (en casa nos llama mucho la atención esto de los trastornos
mentales, que se derivan en gente que mata) y una de las victimas que por
tremenda suerte descuidó al asesino y logró huir, dijo: -Me había tratado muy
bien (primero la hizo su amiga) pero de pronto se iba a los extremos, ya que
luego me trataba muy mal-. Vio claras las señales y huyó a tiempo. A los
psicólogos que le entrevistan responde: -y eso mismo de la inestabilidad, lo vi
reflejado en sus ojos, uno de ellos hablaba de sordidez, de manipulación y de
secretos turbios, insospechados-.
Así es, la mirada siempre tiene voz propia y dice mucho.
A veces la vida misma nos lleva a preguntarnos ¿Cuál es la
pasta de la que estamos hechos? ¿Solo somos un cumulo de asuntos biológicos
que de pronto nos transformaron en la vida inteligente, sapiens-sapiens?
O, ¿Qué espera este mundo de cada uno de estos seres que somos, que dizque
siendo los más inteligentes del planeta, tanto se ha destruido? Se dice hoy día
que Freud, fue muy certero en observar todo lo biológico y la relación en el
psicoanálisis, más los aspectos sociales del comportamiento no tuvo tiempo de
asociarlos, tal vez porque los percibía más estáticos, cuando hoy día sabemos
que para nada lo son, están en tanta movilidad como lo demanda la vida misma de
los grupos y del individuo.
En una de esas
pausas afortunadas que nos regala la vida, de pronto sentí el olor a lluvia y
tierra mojada. Mis pensamientos volaron. La tía, a la que esos olores me
recordaban, me llevan de pronto directo a su jardín tan especial, y nítida
escucho la voz con lo que nos decía: ¡Respiren! vuelvan a respirar ¡profundo!
¡¡que el olor a lluvia es vida!!
Ella, se fue con cierta premura de este mundo. Había sido
la madre postiza que todos tenemos cuando las personas que no han venido al
mundo a procrear vida, la encuentran para compartir a tutti plen a sus
alrededores, siempre con sobrinos y con los hijos de sus amigos. Cuando nos
dijo que estaba enferma nos blockeamos la mente. ¿Por qué nos pasó eso?
nos preguntábamos mi marido y yo. Será que nos alejamos de más… ¿por tanto
cariño que le teníamos y no queríamos ver la realidad?
Nos costaba creer qué tan grave estaba su estado de
salud. Nos negamos a aceptar que se estaba yendo de este mundo, literalmente.
Lo bueno de visitar con cierta pausa y asiduidad a
alguien mayor, es que uno empieza a percibir más de lo que dice y comparte, y
de pronto una tarde de esas del té de las 5pm (cinco) que ella tomaba cada día,
nos dimos cuenta que ya estaba en cama. Ni así entendimos la gravedad de su estado,
tenía un mal pulmonar. Atrofias en los pulmones y ya eso no tenía regreso.
Entramos a su cuarto mi esposo y yo y asombrados preguntamos ¿Por qué estás en
cama? -Porque estoy muy mal, ustedes no me han creído cuando se los he dicho-.
Y así fue, unas semanas más tarde ella falleció.
Su lindo jardín fue cede de mil momentos inolvidables. La
casa es estilo colonial yucateco con un sabor y gusto inigualable (dicho sea de
paso, diseño de mi padre). La primera persona que abrazó a mi hija cuando la
trajeron al cuarto de la maternidad en donde nació, fue ella. Cada domingo
comía con nosotros en casa de mis padres y hacíamos las sobremesas más
divertidas e inolvidables, esas que con el paso del tiempo nos dan un limo de
añoranzas idas. Y ¿Quieren saber lo más interesante del asunto? no era una tía
consanguínea, se había casado con un primo de mi madre, a quien conoció en las
temporadas veraniegas de Los Corredores. En la juventud de mi madre y
sus hermanas era parte central y más bien fue buena amiga de una de las
hermanas menores que se fue casada a vivir a CDMX, mas a veces la amistad se
hereda con mucho acierto. Tenían buenos encuentros de discrepancias mi madre y
ella, mi esposo solía decir: - ¡Buenoooo, ¿qué tipo de amistad es esa con tanta
discusión que se traen esas dos? Caracteres fuertes y amor eterno de amigas.
Se llevaban bien
como parejas con mis padres y otras personas más, y con ellos pasamos muchos
momentos inolvidables, en el mar, en las casas y en los momentos clave. Me
parece maravilloso ese efecto Proust: Cuando un momento, un olor o una
vivencia nos evoca todo un asunto largo.
Me daba cuenta, de que no había realmente un pariente consanguíneo que
tuviera tan plenamente el papel cercano como ese cariño único e irrepetible,
ese que nos brinda la vida encarnada en un ser que a la larga vemos que tan
especial ha sido.
Cuando nos casamos mi marido y yo, ella se encargó de
hacer todos los floreros de la casa. Mas tarde, ya después de volver de la
iglesia y boda civil, en un momento dado nos sentamos junto a ella mientras
festejábamos, con su modo alegre y muy directo nos dijo: -en realidad yo no
debería estar aquí, porque a mí nadie me invitó- Casi paralizados nos miramos
todos ¡Qué horror! Su invitación, que casi puedo afirmar fue la primera que se
rotuló, se había caído al suelo del automóvil y nunca le llegó. Cuando de
pronto algo se traspapela en la vida, nos damos cuenta cuan distraídos nos pone
la presión si se desborda. Cuidado con lo que se hace, pero más cuidado con la
forma como se responde.
Entre las personas de la familia extendida existe otra
anécdota de una señora mayor que causaba muchos chismes innecesarios y a la
hora de una boda a la que ella se sintió invitada nunca se le convocó. En este
caso sí que no le llego la invitación. Con desparpajo le valió un cacahuate
rancio el asunto, y se presentó al evento muy horonda con un medio fondo (ropa
interior que las mujeres usaban bajo las faldas en el siglo pasado) convertido
en tocado, su cabeza era un malange, entre pelo y telas enrolladas. Este incidente a mí me tocó verlo con mis
propios ojos. ¿Como olvidarlo?
Con el paso del tiempo uno va aprendiendo el valor de tener presente el
no ser imprudentes, pero cuando se trata de asuntos cercanos creo que es bueno
hacer las preguntas necesarias y así apoyar y estar cerca de quienes nos
necesitan. Quienes no nos necesitan porque no adornamos su visión e
ideas de relaciones sociales, no hay nada que hacer.
Nuestra tía, que sigo creyendo que se nos fue antes de
tiempo, tiene varias anécdotas interesantes. A ella es a la que le dejaron un
bebe a su puerta, y con toda claridad dijo que ese asunto no era con ella y lo
mandó al DIF. Qué maravilla saber exacto lo que sí queremos y ese don tan útil
y eficaz de saber decir un NO, a tiempo.
Pasados los años y ya como mujeres adultas, a veces conversábamos con
más confianza, nos contaba partes menos compartibles de su vida. Una tarde la
plática derivó en cómo le fue cuando enviudó joven, los galanes que aparecían y
como lo vivía, porque decidió quedarse sola ya que en el siglo pasado esas
cosas de rehacer la vida no eran tan directas como hoy día, la viudez
era una etapa que por lo general se afrontaba en soledad. Lo que estuvo muy
bueno y nos carcajeamos con ella al escuchar como lo contó con gracia y salero,
fue la bofetada certera que le propinó a uno de los hermanos de mi madre, que
solía ir al té a su casa. Una tarde el tío llegó sin su esposa, asunto que a la
tía le extrañó porque siempre iban juntos, en realidad eran como hermanos. Ni
tardo ni perezoso antes de que llegaran otros comensales el tío le ayudaba a
organizar las sillas y se animó a plantarle un beso muy audaz y así le salió la
jugada de regreso. El descontón también fue certero. -Una bofetada a tiempo-,
decía mi madre, arregla todo. En estas tierras cálidas se utiliza mucho el
dicho: ¿Eso? ¡Por favor! Con dos bofetadas bien puestas, se arregla.
A la tía le encantaba disfrazarse. Un domingo llegó a
casa de mis padres convertida en la Negra Tomasa. Estaba de moda la canción y
unas sobrinas suyas le habían animado a ponerse esas faldas coloridas. Cantando
y con unas maracas grandes, coloridas y sonoras abrió la puerta de la sala para
alegría de todos y unirnos al canto. Mi padre, en su consabido silencio y que
jugaba ajedrez consigo mismo en medio de todos, solo levanto la mirada, esbozo
una enorme sonrisa de oreja a oreja y volvió a su tablero.
Una Navidad, que vino a los naches (recalentado)
del dio 25 (veinticinco) de diciembre, nos dio un gran susto. En plena comida
de pronto se empezó a ahogar, rápidamente todos le tratamos de ayudar, pero era
inútil, no podía ni emitir palabra. Venidos a averiguar: quien había rebanado
el pavo restante de la noche del día 24 (veinticuatro) con un cuchillo
eléctrico, (creo que fui yo) había cortado un pedazo pequeño de hueso que fue
suficiente para que se le atorase en el gaznate, ¡Qué horror! Que impotencia. Casi abrazada, mi marido y yo le llevamos al
hospital. y ahí mismo se lo extrajeron con todo cuidado. (Continuará).
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