L.V.D. Libertad, es decisión. (12)
El cuerpo necesita mucho para estar bien, pero el ánimo crece por sí
mismo.
Séneca.
Leer a Séneca y en particular hacerlo en las cartas a Lucilio, es una
tarea que puede ser muy asertiva para comprender algunos asuntos esenciales de
la vida. Vemos como este filósofo en su estoicismo nos permite entender cosas
muy claves de la existencia humana. Poco a poco fui conociendo la obra de Séneca.
El libro que me dio todas las posibilidades es un sencillo texto editado por la
UNAM, mismo que me permitió leerle con atención desde la primera vez que lo
tuve entre las manos. Luego le volví a poner en el librero por un tiempo. Es de
esos libros que cuando uno lo toma, no dan ganas de soltarlo hasta obtener todo
lo deseado, textos que ofrecen mucho, a veces hasta demasiado y es por eso
mismo que se convierten en libros de cabecera, ya que es bueno digerir las
propuestas de a poco. En cuanto al tema
de la libertad concretamente, este autor no habla en directo ni con
definiciones, más bien se encuentra el concepto en la generalidad de temas
afines. El estoicismo bien comprendido, es camino de libertad.
Saber tomar las decisiones adecuadas es también parte de
ser estoicos. Es un don que se pule cuando las experiencias dejan un limo justo
y muy necesario en el que se asienta todo lo libre que vamos adoptando. Séneca nos dice:
- Quien no sabe a qué puerto va, ningún viento le es
propicio. -
Los vientos propicios se reconocen en la vida misma y en
el día a día. Si vivimos atorones con el trato de personas cerradas, la
prudencia y el cambio de aires dará conocimiento y en su momento habremos de
saber qué es lo que eso aporta. Los seres ausentes de criterios fluidos a veces
se oprimen más a sí mismos, que quienes perciben las limitaciones. Saber sobrellevar
y darnos cuenta de que no es que las personas sean de mala voluntad, más bien
es que no han tenido las oportunidades de crecer en lo interno y no han
entendido algunos procesos.
Una pregunta clave le hace el filósofo a su discípulo: -
¿No deseas llegar al precio que sea a la libertad ¿tú qué crees haber nacido en
ella? -
Es un hecho. Las libertades tienen encomiendas previas
que les dan sustento y que van de la mano de las buenas decisiones. No es libre
el ser porque así lo sienta o lo desee, ni porque crea merecer ese don tan
enorme de la existencia, la libertad tiene todo que ver con buenos aprendizajes.
Cada momento vivido tiene su
propio encuadre. Es como el reflejo de la estructura de un mandala, en la
acción. Cuando en la vida se presenta un nuevo orden de las cosas, ese nuevo
formato es capaz de darnos más certidumbre y estructura.
Cuando nos escribimos, es decir hacemos textos para
nosotros mismos, los apremios que van restructurándose a base de plasmar con la
escritura, dan a las ideas generales más claridad. Puede decirse que es una
terapia creativa.
El entender mejor
el asunto de los estados de ánimo tiene todo que ver para alejar las tensiones
o el tan mencionado stress. Y, cuando Séneca dice que el ánimo crece
rápido, no se refiere que por esto sea descuidado. Lo anímico es la base de
todo buen momento. Si dejamos que crezca
el mal sentido como una buganvilia no podada, tomará caminos que pueden
volverse intransitables. Luego hasta nos preguntaremos que propició tal o cual
dolor, cuando a veces éste puede ser evitable.
¿Es uno mismo quien propicia los cambios que nos darán más
claridad? O ¿Será que la vida misma los va proponiendo?
Son válidas las dos vertientes. El ánimo, es como una
hélice que gira y se asienta en lo que somos unido a lo que propone el día. Es
como una amalgama que uno combina. A veces se teme cambiar algo cuando no se
tiene claridad. En esos casos es muy válido esperar y ver como la vida propone
de nuevo.
Cuando escuchamos la aseveración: -sacar la casta-
es una actitud que se refiere a ser fieles a lo que nos ha formado, a tener en
cuenta que lo que nos da sentido en lo interno es lo que nos guía. A veces son
tan fuertes los cantos de las sirenas de la sociedad actual, que por
momentos dudamos. Las buenas maneras no
pasan de moda y como bien dice el dicho: -Cuidado con sacar el cobre, que ese, sí
que mancha-. Y que cierto es. No permitirnos alteraciones innecesarias para
poder tener mejor mirada conforme pasan los años. Serena Paz.
En estas épocas empezaba a darme cuenta del valor de los
mandalas. Todavía no sabía cuánto serian parte de mi vida, lo han llegado a ser
tanto, que mi proyecto de plástica del próximo año es el trabajo que me ocupa diseñando
algunos.
A veces uno cree que le está dando entrada a demasiados
pensares que nada que ver (expresión que me encanta de los
jóvenes de hoy) mas, lo importante no es la cantidad de cosas que podamos
pensar mientras éstas lleven orden (aunque si hay que tener cuidado en no
atiborrar a la mente) el asunto es de calidad. La calidad del pensamiento es
clave. No es lo mismo una mente
inquieta, a una mente inquietante. La primera se hace preguntas, las repasa y
sabe que van a tener una respuesta que albergará serenidad, lo segundos solo
nos dan incertidumbre innecesaria.
Que difícil puede volverse la vida si nos perdemos en las
turbulencias que pueden crearse en la mente. Los enredos mentales, provienen de
no haber depurado en su momento los pensamientos que se nos entregan como parte
de la tribu, y existen también los que sin darnos plena cuenta vamos
adosando o se pegan al igual que lo hacen las lapas en los barcos.
¿Has sentido alguna vez la sensación de que no sabes si
vas o si vienes?
Cuando la vida asesta golpes secos y duros, esto nos
puede ocurrir. Es como estar destanteados, como aturdidos. Nadie está preparado
para momentos drásticos y la vida los trae invariablemente. Algunos culpan a
Dios, mientras otros pueden ver en la adversidad nuevas luces. Cuando se vive
algo muy fuerte, la lección es clara: Hay un camino de enseñanza en ese hecho.
Lo que a continuación vale la pena es poner en acción la voluntad, esa acción
contundente de hacer lo que está claro.
La
libertad de adecuar el ánimo personal es algo que solo nos incumbe a nosotros
mismos. El camino del ánimo bien logrado empieza desde la primera infancia, los
avatares posteriores solo son parte de una adultez conformada sin sobresaltos.
La libertad de optar siempre es el camino, que, aunque a veces no sea del todo
nítido, es seguir al corazón como algo personal.
A veces todo se vive como permeado por desolaciones
conocidas.
Hay personas que
gozan en el regodeo de la adversidad que han vivido y se acostumbran a esos
avatares, o más bien es la práctica de una tendencia a estar rumiando algo que
no hemos terminado de superar. En el lenguaje de la psicología moderna se dice
que esos asuntos habremos de trabajarlos, algunas veces con apoyo
profesional. Los fantasmas que nos acompañan y que forman parte de nuestra
psiquis, son también asuntos que tienen a veces todo que ver con lo no
resuelto.
Uno de los asuntos clave para un ánimo bien compuesto es observar la
psiquis, y me permito recordar (porque creo que lo he hecho antes) que la
psiquis es la combinación de lo que creemos con lo que es cierto.
Las malas
interpretaciones pueden a llevarnos a vacíos insondables y hasta rupturas con
amigos y parientes. Cuidar la buena voluntad, lograr lo mejor de las relaciones
humanas y volvemos expertos en no esperar nada de nadie. Lo que llega,
bienvenido. Lo que se va, bendecido.
No habremos de confundir las habilidades con las
decisiones.
La actriz inglesa Maggie Smith nos dice: - No son las
habilidades lo que cuenta, sino las buenas decisiones que tomamos. -
Muchos congéneres de las generaciones que nacieron a
principios del siglo pasado han lidiado y liado a algunos de los que les rodearon
con esto de las tomas de decisiones. Los adultos mayores que nacieron en las
primeras décadas del siglo pasado, dependieron mucho mas de las ideas
preestablecidas de sus antecesores. Los hijos de los años medianeros de ese
siglo, es decir los que somos de las generaciones de los años50s y 60s,
aprendimos ya, que las ideas se asientan mejor cuando las estudiamos, y
provienen de buena fuente, el pensamiento a base de las buenas lecturas. Mis
padres leían para el solo sosiego y el divertimento. En particular en la casa de mi infancia se
hablaba más bien de biografías. Nunca escuche que se apostara por algún texto
de divulgación científica.
La revista -Nacional Geographic- fue una revista que
marcó muchísimo la vida en casa de mis padres. En el momento que hubo de
tomarse la decisión de deshacernos de cientos de esos ejemplares (cuando mis
padres ya no estaban con nosotros) yo tuve la peregrina idea de traerlos a casa.
Solo fue por un tiempo. La decisión que se tomó después de donarlos a una
biblioteca creo que fue la más acertada. Habremos de custodiar lo que nos es más
útil, lo demás debe compartirse.
Un solo libro, que nos mueva por dentro y que nos dé
materia para releer en varios momentos, bastaría.
¿Qué libro elegirías si tuvieras tan solo la opción de
tener uno junto a tu mesa de noche? Es muy drástica esta elección, pero viene
bien hacer el ejercicio para saber mejor, lo que nos mueve. Esto depende de la
etapa de vida en la que estemos.
En el año 2003 estaba empezando a escribir la libreta número 55. El
disfrute de las líneas logradas lo veía asentarse en el porvenir, en estos años
que al cabo llegaron. Los textos escritos todos a mano, iban tomando un lugar
muy especial, no solo en mis libreros cercanos sino dentro de mí misma, iban
acumulando todo lo que a fin de cuentas me daría oportunidad de valorar y como
reinterpretaría, como lo hago hoy día.
En estos tiempos cambié el tamaño de los cuadernos. Las
portadas eran de pronto floreadas, esas que llamaron mi atención en mis
caminatas de inspección por un pasillo de supermercado. Los productos chinos con diseños varios
hacían su aparición, con calidad de papel un poco dudosa. Iba a las diferentes papelerías, en
incursiones como si fuera al mismo cielo, porque esos recintos sí que me pueden
fascinar. De niña, que iba con mis padres a New Orleans, La. (mi padre de cacerías,
mi madre de paseo) al final del viaje íbamos a comprar las cosas del taller de construcción
de mi padre: lápices, plumas, colores y acuarelas, y otras cosas que el traía
para su trabajo. Ese olor a papelería jamás se fue de mí, hoy día cada que voy
a uno de esos lugares es obligado darme una vuelta completa por algunos
anaqueles elegidos.
Con el paso de los
años nuestros aprecios se afinan y uno logra afianzar con más claridad, eso que
nos resuena. (Continuará).
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