jueves, 23 de noviembre de 2023

 

L.V.D. Libertad, es decisión. (12)

 

                                                                 El cuerpo necesita mucho para estar bien, pero el ánimo crece por sí mismo.

Séneca.

 

                                                                 Leer a Séneca y en particular hacerlo en las cartas a Lucilio, es una tarea que puede ser muy asertiva para comprender algunos asuntos esenciales de la vida. Vemos como este filósofo en su estoicismo nos permite entender cosas muy claves de la existencia humana. Poco a poco fui conociendo la obra de Séneca. El libro que me dio todas las posibilidades es un sencillo texto editado por la UNAM, mismo que me permitió leerle con atención desde la primera vez que lo tuve entre las manos. Luego le volví a poner en el librero por un tiempo. Es de esos libros que cuando uno lo toma, no dan ganas de soltarlo hasta obtener todo lo deseado, textos que ofrecen mucho, a veces hasta demasiado y es por eso mismo que se convierten en libros de cabecera, ya que es bueno digerir las propuestas de a poco.  En cuanto al tema de la libertad concretamente, este autor no habla en directo ni con definiciones, más bien se encuentra el concepto en la generalidad de temas afines. El estoicismo bien comprendido, es camino de libertad.

Saber tomar las decisiones adecuadas es también parte de ser estoicos. Es un don que se pule cuando las experiencias dejan un limo justo y muy necesario en el que se asienta todo lo libre que vamos adoptando.  Séneca nos dice:

- Quien no sabe a qué puerto va, ningún viento le es propicio. -

Los vientos propicios se reconocen en la vida misma y en el día a día. Si vivimos atorones con el trato de personas cerradas, la prudencia y el cambio de aires dará conocimiento y en su momento habremos de saber qué es lo que eso aporta. Los seres ausentes de criterios fluidos a veces se oprimen más a sí mismos, que quienes perciben las limitaciones. Saber sobrellevar y darnos cuenta de que no es que las personas sean de mala voluntad, más bien es que no han tenido las oportunidades de crecer en lo interno y no han entendido algunos procesos.

Una pregunta clave le hace el filósofo a su discípulo: - ¿No deseas llegar al precio que sea a la libertad ¿tú qué crees haber nacido en ella? -

Es un hecho. Las libertades tienen encomiendas previas que les dan sustento y que van de la mano de las buenas decisiones. No es libre el ser porque así lo sienta o lo desee, ni porque crea merecer ese don tan enorme de la existencia, la libertad tiene todo que ver con buenos aprendizajes.

                                                         Cada momento vivido tiene su propio encuadre. Es como el reflejo de la estructura de un mandala, en la acción. Cuando en la vida se presenta un nuevo orden de las cosas, ese nuevo formato es capaz de darnos más certidumbre y estructura.

Cuando nos escribimos, es decir hacemos textos para nosotros mismos, los apremios que van restructurándose a base de plasmar con la escritura, dan a las ideas generales más claridad. Puede decirse que es una terapia creativa.

 El entender mejor el asunto de los estados de ánimo tiene todo que ver para alejar las tensiones o el tan mencionado stress. Y, cuando Séneca dice que el ánimo crece rápido, no se refiere que por esto sea descuidado. Lo anímico es la base de todo buen momento.  Si dejamos que crezca el mal sentido como una buganvilia no podada, tomará caminos que pueden volverse intransitables. Luego hasta nos preguntaremos que propició tal o cual dolor, cuando a veces éste puede ser evitable.

¿Es uno mismo quien propicia los cambios que nos darán más claridad? O ¿Será que la vida misma los va proponiendo?

Son válidas las dos vertientes. El ánimo, es como una hélice que gira y se asienta en lo que somos unido a lo que propone el día. Es como una amalgama que uno combina. A veces se teme cambiar algo cuando no se tiene claridad. En esos casos es muy válido esperar y ver como la vida propone de nuevo.

Cuando escuchamos la aseveración: -sacar la casta- es una actitud que se refiere a ser fieles a lo que nos ha formado, a tener en cuenta que lo que nos da sentido en lo interno es lo que nos guía. A veces son tan fuertes los cantos de las sirenas de la sociedad actual, que por momentos dudamos.  Las buenas maneras no pasan de moda y como bien dice el dicho: -Cuidado con sacar el cobre, que ese, sí que mancha-. Y que cierto es. No permitirnos alteraciones innecesarias para poder tener mejor mirada conforme pasan los años. Serena Paz.

En estas épocas empezaba a darme cuenta del valor de los mandalas. Todavía no sabía cuánto serian parte de mi vida, lo han llegado a ser tanto, que mi proyecto de plástica del próximo año es el trabajo que me ocupa diseñando algunos.

A veces uno cree que le está dando entrada a demasiados pensares que nada que ver (expresión que me encanta de los jóvenes de hoy) mas, lo importante no es la cantidad de cosas que podamos pensar mientras éstas lleven orden (aunque si hay que tener cuidado en no atiborrar a la mente) el asunto es de calidad. La calidad del pensamiento es clave.  No es lo mismo una mente inquieta, a una mente inquietante. La primera se hace preguntas, las repasa y sabe que van a tener una respuesta que albergará serenidad, lo segundos solo nos dan incertidumbre innecesaria.

Que difícil puede volverse la vida si nos perdemos en las turbulencias que pueden crearse en la mente. Los enredos mentales, provienen de no haber depurado en su momento los pensamientos que se nos entregan como parte de la tribu, y existen también los que sin darnos plena cuenta vamos adosando o se pegan al igual que lo hacen las lapas en los barcos.

¿Has sentido alguna vez la sensación de que no sabes si vas o si vienes?

Cuando la vida asesta golpes secos y duros, esto nos puede ocurrir. Es como estar destanteados, como aturdidos. Nadie está preparado para momentos drásticos y la vida los trae invariablemente. Algunos culpan a Dios, mientras otros pueden ver en la adversidad nuevas luces. Cuando se vive algo muy fuerte, la lección es clara: Hay un camino de enseñanza en ese hecho. Lo que a continuación vale la pena es poner en acción la voluntad, esa acción contundente de hacer lo que está claro.

                                                                 La libertad de adecuar el ánimo personal es algo que solo nos incumbe a nosotros mismos. El camino del ánimo bien logrado empieza desde la primera infancia, los avatares posteriores solo son parte de una adultez conformada sin sobresaltos. La libertad de optar siempre es el camino, que, aunque a veces no sea del todo nítido, es seguir al corazón como algo personal.

A veces todo se vive como permeado por desolaciones conocidas.

 Hay personas que gozan en el regodeo de la adversidad que han vivido y se acostumbran a esos avatares, o más bien es la práctica de una tendencia a estar rumiando algo que no hemos terminado de superar. En el lenguaje de la psicología moderna se dice que esos asuntos habremos de trabajarlos, algunas veces con apoyo profesional. Los fantasmas que nos acompañan y que forman parte de nuestra psiquis, son también asuntos que tienen a veces todo que ver con lo no resuelto.

                                                                         Uno de los asuntos clave para un ánimo bien compuesto es observar la psiquis, y me permito recordar (porque creo que lo he hecho antes) que la psiquis es la combinación de lo que creemos con lo que es cierto.

 Las malas interpretaciones pueden a llevarnos a vacíos insondables y hasta rupturas con amigos y parientes. Cuidar la buena voluntad, lograr lo mejor de las relaciones humanas y volvemos expertos en no esperar nada de nadie. Lo que llega, bienvenido. Lo que se va, bendecido.

No habremos de confundir las habilidades con las decisiones.  

La actriz inglesa Maggie Smith nos dice: - No son las habilidades lo que cuenta, sino las buenas decisiones que tomamos. -

Muchos congéneres de las generaciones que nacieron a principios del siglo pasado han lidiado y liado a algunos de los que les rodearon con esto de las tomas de decisiones. Los adultos mayores que nacieron en las primeras décadas del siglo pasado, dependieron mucho mas de las ideas preestablecidas de sus antecesores. Los hijos de los años medianeros de ese siglo, es decir los que somos de las generaciones de los años50s y 60s, aprendimos ya, que las ideas se asientan mejor cuando las estudiamos, y provienen de buena fuente, el pensamiento a base de las buenas lecturas. Mis padres leían para el solo sosiego y el divertimento.  En particular en la casa de mi infancia se hablaba más bien de biografías. Nunca escuche que se apostara por algún texto de divulgación científica.

La revista -Nacional Geographic- fue una revista que marcó muchísimo la vida en casa de mis padres. En el momento que hubo de tomarse la decisión de deshacernos de cientos de esos ejemplares (cuando mis padres ya no estaban con nosotros) yo tuve la peregrina idea de traerlos a casa. Solo fue por un tiempo. La decisión que se tomó después de donarlos a una biblioteca creo que fue la más acertada. Habremos de custodiar lo que nos es más útil, lo demás debe compartirse.

Un solo libro, que nos mueva por dentro y que nos dé materia para releer en varios momentos, bastaría.

¿Qué libro elegirías si tuvieras tan solo la opción de tener uno junto a tu mesa de noche? Es muy drástica esta elección, pero viene bien hacer el ejercicio para saber mejor, lo que nos mueve. Esto depende de la etapa de vida en la que estemos.

                                                                          En el año 2003 estaba empezando a escribir la libreta número 55. El disfrute de las líneas logradas lo veía asentarse en el porvenir, en estos años que al cabo llegaron. Los textos escritos todos a mano, iban tomando un lugar muy especial, no solo en mis libreros cercanos sino dentro de mí misma, iban acumulando todo lo que a fin de cuentas me daría oportunidad de valorar y como reinterpretaría, como lo hago hoy día.

En estos tiempos cambié el tamaño de los cuadernos. Las portadas eran de pronto floreadas, esas que llamaron mi atención en mis caminatas de inspección por un pasillo de supermercado.  Los productos chinos con diseños varios hacían su aparición, con calidad de papel un poco dudosa.  Iba a las diferentes papelerías, en incursiones como si fuera al mismo cielo, porque esos recintos sí que me pueden fascinar. De niña, que iba con mis padres a New Orleans, La. (mi padre de cacerías, mi madre de paseo) al final del viaje íbamos a comprar las cosas del taller de construcción de mi padre: lápices, plumas, colores y acuarelas, y otras cosas que el traía para su trabajo. Ese olor a papelería jamás se fue de mí, hoy día cada que voy a uno de esos lugares es obligado darme una vuelta completa por algunos anaqueles elegidos.

 Con el paso de los años nuestros aprecios se afinan y uno logra afianzar con más claridad, eso que nos resuena. (Continuará).

 

 

                                                                                                         

 

 

 

 

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