jueves, 25 de abril de 2024

 

D.L.V.D. Vivir como un mandala que fluye. (11)

                                                                                            El individuo paleolítico vive siempre en el presente eterno. No hay sucesión temporal. Gaudio.

 

                                                                                   Continuar con las reflexiones en base a los textos del Dr. Del Castillo, permite que comprendamos como es que el pensamiento de nuestra especie ha evolucionado. Nada se transforma sin una razón, nunca es magia lo que se percibe como un cambio, y aunque resulte asombroso en algunos momentos, todo es explicable.

Si la temporalidad para nuestros ancestros no era asunto de tener en cuenta, como algo a voluntad, si podríamos decir que ese era parte del estadío temporal, natural y evolutivo para la vida del momento histórico que vivían. Esa supervivencia inimaginable y asombrosa, no deja de serlo para nosotros mismos en la actualidad.

Vivimos en evolución constante mas o menos intensa y sujeta a las demandas de mejorar y debemos tenerlo presente siempre, para no creer que lo que sucede en la vida total del humano solo está sujeto al capricho de ideologías, o peor aún, a la voluntad de algunos individuos. Somos lo que nos hemos propuesto respondiendo al medio o a los imperativos sociales, sea que esto se dé con conciencia o sin ella.

                                                            La estructura mental de los homínidos empieza desde muy temprano a ser fuente y factor de cambios, transformaciones que nos han permitido convertirnos en los homos sapiens sapiens modernos. El primer homínido esta datado con una antigüedad de 3.5 mill. de años, definiéndonos en lo básico por una conformación ósea que ya nos permite lograr al completo la postura erguida. El género humano en general es más reciente, se sitúa en 2.5mill. de años, ya con una capacidad de hacer grandes desplazamientos y caminatas largas por el planeta. El homo sapiens sapiens es el que se perfeccionó hace unos 150mill. de años, con una incipiente conciencia del yo, muy unida al sentido de grupo. Prevalece una mente emotiva de supervivencia y las expresiones artísticas son más de tipo zoomorfas, casi no se comunican entre ellas y son realizadas con una expresión aleatoria. Es un arte que representa el sentimiento del instante, del momento que se vive.

Tomó su tiempo la conciencia del ser, -el hombre siente como humano, pero no se siente aun humano-, para sí mismo.

Conforme evolucionamos se dieron cambios en los modos externos de ser, en lo grupal se propician asentamientos temporales y la incipiente tecnología va tomando su lugar, aunque aún con todo lo que se avanza, no se refleja en la mente, porque primero se adapta lo material y necesario, que, aunque nace del cambio cerebral, es más adelante cuando se hace totalmente consciente.

Al llegar al sedentarismo, el arte toma cierta estabilización en la figura, ya no solo se plasma lo natural, se dan nuevos trazos.

-No es la mano prensora lo que hace evolucionar al cerebro, sino que la modificación de éste es la causa…-.

                                Cuando el yo se colectiviza, otro gallo nos canta como especie. Pensamos y sentimos diferente, la especie permite a cada persona reconocerse como tal, de una manera más clara, siempre con la colectividad como base.  Ese yo neolítico, no es como el yo que hemos alcanzado en la época moderna, y dice el Dr. Castillo: -es un yo que representa el inicio de una personalidad que despierta por primera vez a la vida-

Jung denomina esta etapa como: alma colectiva.

Erich Fromm dice al respecto: - El individuo de un clan primitivo, puede expresar su sentimiento de identidad con la formula: yo soy nosotros-.

Esta manera de percibirnos, de vernos va a abarcar hasta el helenismo. No existe aún la introspección ni pensamiento estructurado en lo individual. No hay unidad entre el mundo físico y el mundo abstracto.

En las artes plásticas se dan las incipientes expresiones simbólicas que en la era mesopotámica y egipcia se transformaran en figuraciones narrativas e iconográficas, para dar pie más adelante a lo realista.

Con evolución progresiva es que hemos llegado a la individualización de la era moderna. Nacen las diferencias estéticas que no son caprichos de nadie, sino mera manifestación de lo que somos.

La profundización psicológica varía según la época histórica y se irá manifestando en todas las artes.

La concepción del mundo deja de ser lineal o plana para convertirse en concepciones diversas, con un yo más independiente que va a llegar a ser capaz de concebir la idea de trascendencia como algo valioso, un crisol de tendencias se crea y recrea. Hoy día, manifiesto en la diversidad.

Se piensa que el momento histórico del cristianismo fue crucial ya que permitió una amalgama de creencias que eran muy necesarias y que encontraron el terreno fértil, no solo para expandirse más allá de los confines del área natural de su surgimiento, sino más allá de los grupos que las propiciaron, permeando lugares diversos.

Este terreno fértil de ver y comprender el mundo de una manera nueva, dio pie al desarrollo de otros aspectos. El cristianismo es una corriente sincrética de pensamiento dentro del helenismo y el judaísmo.

Muchos factores intervienen cuando una creencia ha de propagarse y asentarse.

Bertrand Russel atribuye el crecimiento del cristianismo a: -diversas causas coincidentes, como el celo de los creyentes en la propaganda de la doctrina, su austeridad y disciplina, los poderes milagrosos de Jesús, la promesa de eternidad de una vida futura y la posesión de un libro sagrado-.

Las causas psicológicas van resultando determinantes en el camino de las posturas que nos permiten evolucionar. Lo que se requiere en un momento dado, si logra surgir con la fuerza necesaria, es seguro que postulará sus bases con enraizamiento fuerte. Los fenómenos sociales están asentados en las causas de los grupos, que van proponiendo y obteniendo lo que se requiere.

La reafirmación de creencias que apelan a las causalidades psicológicas de un momento dado, hace que florezcan las ideas.

El yo, como una realidad personal se empieza a manifestar. Así se ha dado pie a las mentalidades apoyadas en una ideología, ideas que se hacen parte de grupos nutridos que han permeado la historia humana.

Ese yo mucho más personal, con la evolución traspasa la realidad física de la especie y lo abstracto va tomando un sitio preponderante.

El triunfo de la nueva concepción religiosa que ya considera al ser humano como un ser poseedor de individualidad, se da cuando encuentra a una persona actuante y se manifiesta en todo. En particular en los templos pasa algo muy interesante: incluyen la presencia del individuo. En el caso de los templos románicos se empieza a permitir la entrada de los feligreses para ser parte del rito, estar cerca de su Dios. En el helenismo y recintos grecorromanos el lugar sagrado era dentro e inclusivo solo de la deidad, lo que se conoce como el Sanctus-Santorum y los fieles peregrinaban por la galería exterior por entre columnas o períptero, no se penetra a la cella o santuario.

El templo gótico va a venir a agrandar y a abrir un espacio renovado y dar con esta nueva concepción más esplendor al recinto ocupado por la feligresía, con novedosos apuntes dentro del arte que le da vida, con vitrales, un rosetón que es una imagen de la centralidad y de la armonía. Un gran aporte, es un mandala luminoso añadido a la arquitectura permitiendo la claridad y la luz natural colorida, un logro patente del arte.

La integración del individuo a la vida religiosa se ira proponiendo en las artes y en la arquitectura estructural como la concepción de Bernini en la factura del abrazo pétrico que se representa en la arcada del Vaticano. En el arte plástico, Las Meninas de Velázquez propiciarán que el espectador se integre al cuadro, ya no es un agente neutral o pasivo quien mira, sino un ser actuante, participativo con la obra misma.

                                                                                     En el pensamiento filosófico es Descartes quien da las pautas. Su pensar ya no está poniendo a ningún Dios en la centralidad, es la razón misma la que tendrá el pandero del pensamiento. Este filósofo da entrada a la modernidad apartándose de las ideas medievales. Soltar el pensamiento teológico hace que se tome un nuevo asiento entre religiosidad y filosofía.

La incorporación de la razón como un modo evolutivo y de trascendencia diferente, va a dar pie a que se den las bases del pensamiento científico y abrirá nuevos cuestionamientos que habrá que responder.

                                                                 El yo creativo, ese del que hemos hablado en otros párrafos de estos textos, es el que se propone conjuntamente con la evolución del pensamiento y es el que se concibe para mejorar cada día como camino factible a todos los seres humanos.

Dice el autor: -si el yo quiere evolucionar hacia estados superiores…el impulso de la materia tiene que retirar la capa ideológica que protege al yo, al igual que hace la mariposa cuando después de ser crisálida, rompe el capullo y vuela-.

Un nuevo modo de conceptualizar habrase de crear. Lo religioso ha de tomar el sitio que le corresponde y la razón dará lo suyo, un mundo acorde a lo humano y pensante. Lo realista ha de permear.

Desde fines del siglo XVII se da una nueva era en la que -la persona es pensada independiente del Abstracto-.

La mente ideológica ha de evolucionar a un pensar no tan de referencias sino de soluciones concretas planteadas por los grupos de especialistas. En la segunda mitad del siglo XX mucha más gente de la que podríamos imaginar, ha comprendido la importancia de no guiarnos por ideologías, sino con soluciones dinámicas y posibles en relación a los problemas mundiales. El individuo de este siglo es un ser con más espontaneidad y autonomía de sus actos.

Fernando Mora dice:

-La creatividad, al igual que la ética, la belleza, la toma de decisiones o la capacidad de imaginar o razonar, no existe como tal en ninguna parte física del cerebro. Crear significa tener la capacidad de emocionarse y razonar, aprender, recordar, imaginar y todas estas son funciones cerebrales cuya elaboración se encuentra distribuida en áreas, circuitos y redes neuronales, cuya actividad en códigos de tiempo comparten y a su vez son reclutadas para otras múltiples funciones-.

Somos lo que somos, por ser lo que somos.

Referencia bibliográfica: Dios, Darwin y Freud nos han abandonado.                     

Fernando del Castillo Martín. Ed. Ensayo, Biblioteca Nueva. España.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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