viernes, 2 de diciembre de 2022

 

 

De la vida diaria.

Colores, del día a día. (3)

                                                         Si aún no tienes claro un color favorito,                     con observación y un poco de paciencia llegará. MJ

 

                                    En  los textos que voy revisando y compartiendo, hubo un momento en el que me pregunté ¿qué tanto  podría ser posible que todo lo escrito se convirtiera en una reinterpretación? y así pudiera ser compartido con más acierto. Uno nunca puede tener todo claro ni mucho menos dar todo por sentado en lo vivido y que sea como inmutable, la vida es cambio, mas las revisiones de vida siempre nos hacen un gran bien  y va quedando claro que al depurar uno vuelve al  camino andado,  se reaprende y si es posible se comparte con más claridad. Eso no cambia la esencia de lo escrito, tan solo la hace más compartible. Así mismo pasa con el color que preferimos, probablemente no solo sea uno y es posible que cambie nuestra percepción al comprender mejor su esencia. No importa si no somos tan consientes del color que preferimos, éste también está marcado por las épocas del año. Algunos estudiosos de las energías coloridas, nos dicen que hasta se puede situar un color para cada día de la semana. En lo personal esto lo tengo claro desde niña y no fue sino hace unos años que lo plasmé en acrílicos. Cada libreta que reviso va tomando su sitio en  una caja, se acomodan para  descansar. Me emociona ver como se conjuntan los colores de las libretas que fui eligiendo y mientras las guardo percibo lo que solo sabía un tanto en la inconciencia: cada color tiene sus razónes. Llegado el momento de las seis décadas de vida, las fui organizando con mucho mas orden haciendo una selección por años y las fui tomando una a una como si fuesen únicas, así la serie de cada color empezó a hablar por sí misma, algo se despertó en mi interior y la revisión se hizo inminente, exactamente como cuando algo se hace más evidente y toma la delantera de las acciones. Tal vez lo que me marcó el año en que comencé a revisar mis textos personales   fue que perdí a mi eterna y muy querida compañera de juegos infantiles y eso inevitablemente marca un antes y un después en la vida. Ella se fue después de una profunda batalla contra el cáncer, cumplió sesenta años de vida y unos días después se fue, nos despedimos, le vimos como batalló y como cuando ya se dio cuenta que la vida para ella se cerraba en lo físico, vivió sus últimos momentos en paz. Tuve la ventura de estar a su lado y tomarle la mano el día anterior a su partida y tan solo me dijo: -sé que volveré a ver a mis papás y eso es lo que quiero- Solo pude decirle que así también lo pensaba yo misma y que así sería. No sabía yo que tanto más habría de esperar, cuando al día siguiente de ese compartir con ella en sus últimos momentos en la tierra, me avisaron que había partido. Fue tal el impacto que decidí que ese mismo año del comienzo de la revisión, la acción se haría más disciplinadamente. Nos entra un afán de orden muy especial con los años, como que sabemos que el tiempo es implacable y casi nos murmura al oído que si vamos a voltear a ver hacia atrás, hay que llenar de alegría al corazón, nadie queremos volvernos de sal. Ya desde antes, cuando supe que ella estaba enferma,  me decidí a escribir un texto de varias cuartillas sobre momentos clave de nuestra infancia. Lleva por título: Uaymitiun siete (7) Días.  (Está disponible para leer en mi blog personal al que se accede por: majocreativa.blogspot.com).

No sabía que la vida me reservaba este maravilloso espacio para poder compartir. Ha sido lo que escribo tan de la cotidianidad, que dudaba si al revisar, algo habría de cierto en comprender con nuevos ojos lo vivido y saber  cómo nos percibimos ¿qué tanto somos seres cambiantes con constancia? O ¿será que solo cambiamos cuando cerramos etapas?  Y cómo mi pensamiento podría ser útil a otros de mis congéneres. Por estos días andaba yo escribiendo mucho sobre lo que percibía de cómo la gente que nos rodea a veces se enmascara. Como si en realidad la vida fuese un baile de mascarada y me parecía muy cansado estar presentándonos ante los demás como con disfraces. Así suele suceder, en algunos ámbitos habremos de aceptarlo  y mucho más hoy día que están tan trastocados los valores humanos. Nos gusta vernos como quisiéramos ser y no como somos en realidad y a veces creo que los otros nos perciben más con lo que nos caracteriza de fondo.  Optamos a veces por coloraciones que ni nos pertenecen, esas que nos vienen como cómodas. Ya más adelante, cuando comprendí el valor de las energías del color en cada ser, me di cuenta que no es tanto la máscara lo que nos  define sino los caracteres de nuestros modos más fidedignos y coloridos. Percibir en que color vibramos es un don que puede tomar su tiempo desarrollarse y lo haremos cuando percibamos que tanto somos afines a algunos colores dependiendo de nuestro carácter. Saber percibir lo que hay debajo de las máscaras de los congéneres es todo un arte, mas lo mejor es poder comprender las actitudes compartibles. Me encanta observar y mucho me gusta hacerlo sentándome en un lugar estratégico en las plazas comerciales y mirar al transeúnte, éste aun sin cruzar palabra con nosotros nos deja ver expresiones faciales, modos de caminar y de mirar que nos enseñan mucho.

Es la vida, un caleidoscopio.

Estamos.

Estamos sueltos en el mundo.

Estamos con miserias, estamos con alegrías.

Estamos.

Estamos en la ley espiritual, color personal vibrante.

Estamos en la tiniebla mundana.

 Estamos.

¡Qué trivial ironía!

Este redil animal en compañía, le habitan las mil soledades.

Las coloraciones especiales, únicas.

Estamos y somos.

Somos y  estamos. MJ

Vivimos en un encuentro constante con lo que somos aunque no nos percibamos de lleno así, las más de las veces sentimos que estamos faltos de algo y  al recibir contrastes constantes, nos complementamos con los otros seres, nos coloreamos al compartir.

Es aquí en donde habremos de tener claro que los colores más que nada son una energía, misma que se hace visible a través de la luz, propiamente el color que vemos no existe como tal, sino es el reflejo de la luz que lo compone.

La primera definición que a la letra dice el diccionario es: Color: -Sensación producida por los rayos luminosos que impresionan los órganos visuales y que dependen de la longitud de onda.- Son ondas invisibles que solo se hacen visibles a voluntad.

El ojo humano es uno de los órganos que tomó más tiempo en la evolución y de cada ser humano aun hoy día puede presentar cambios como lo es la curvatura de la retina. Es un órgano que se afinó para superviviencia.

Los limbos del ser son una realidad, a veces más nítidos a veces más borrosos son esas partes de la personalidad que de pronto se sienten descoloridos, permitiéndonos cambiar los tonos o para que seamos más conscientes de los que nos gustaría implementar.

De pronto en esta vertiginosa época que vivimos hoy día, nos podemos encontrar con el sentimiento de no saber si vamos o venimos. Es tan fuerte la demanda mundana, que llegamos por momentos a esas dualidades desconcertantes. Es lo que pasa hoy día. Comenzaba el siglo, y en lo personal percibía que ya la información en general es tan amplia que la vida pide decantar, elegir. Escribía yo con gran esperanza y muchos de nosotros creíamos que ya la era moderna nos miraba de frente a los ojos, cómo algo novedoso, cuando tal vez solo era una voluta más en los movimientos inevitablemente dialecticos.

EL flujo armónico está presente siempre y habremos de hacerlo nuestro fiel compañero y recibir toda la fuerza que es capaz de darnos, conlleva como parte de su ser, sentires de  esperanza  y ese flujo de armonía siempre lo podamos asociar a algún color. Todos los colores parten del espectro de la luz blanca del sol, son siete las radiaciones en que se descompone  el haz de luz que al atravesar un prisma óptico hace surgir el color. De ahí nacen todos: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta.

Todos los colores son parte de alguna combinación de los tres primarios: El rojo, el amarillo y el azul.

Los colores se dividen en fríos: Azul y verde. Y Cálidos todos los marrones partiendo del amarillo, rojo y naranja.

Cuando comprendemos que éstos además pueden complementarse con algunos entre sí, la riqueza de la comprensión de esa fuerza que emanan se hace mucho más interesante, no solo tienen temperatura, sino tienen a un aliado que los hace más bellos (su complemento) y además cualidades que podemos percibir para nuestro beneficio.

Los colores complementarios son: El rojo con el verde. El amarillo con el violeta. Y El azul con el naranja.

¿Cómo nos complementamos con los otros seres? o ¿qué es lo que significa eso de ser complementos?

Complementar significa  magnificar al otro, que con nuestras acciones esas personas adquieran mejoría, crecimiento. Nada es fortuito, todo tiene sus razones y es grandioso irlas descubriendo. Quienes hemos practicado la docencia sentimos esas complementariedades con los alumnos.

Del mismo modo iremos descubriendo que colores nos son afines y nos complementan los rasgos del carácter, dependiendo de lo que la energía que contienen nos impacta.

En general y más en la actualidad los neutros se han puesto de moda, están muy presentes a conciencia en los espacios arquitectónicos y en la vestimenta.

Creo que a todos los humanos nos marcó de alguna manera el presenciar el inicio de un siglo.

La libreta numero cuarenta y tres (43) de mis textos está permeada de los sentimientos del nuevo siglo, de lo más fuerte que se me dio fue el concretar el conocimiento de los colores y su energía. Aprendí a percibir los tonos de renovación.

MJ. (Continuará).

 

 

 

 

 

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