jueves, 11 de mayo de 2023

 

D.L.V.D Construir, Paz. (10)

 

                                                                  Toda paz interior no depende de nada, salvo de ti mismo.

Ralph Waldo Emerson.

                                                                 Tengo la impresión, de que no fuimos pocos los seres humanos que tomamos decisiones de mejoras en nuestras vidas, a partir de la entrada del nuevo siglo. Los textos que hoy reviso están situados en ese momento histórico que ha sido especial y significativo y conforme han pasado los años nos hace apreciar esa mirada retrospectiva, esa que siempre vale la pena para mejorar, aunque no se logre del todo. Hemos tenido algunos de nosotros la ventura de hacer algunos altos y reenfocar. A decir verdad, es constante en mis textos el hacer altos y revisiones, esos cortes de caja tan necesarios que a veces incomodan porque parecen ser tiempo perdido, y que al cabo vemos que no lo son. En ese momento del cambio finisecular, creo que todos sentimos la necesidad de reencontrarnos con nosotros mismos. Quienes hemos escrito por décadas y podemos revisar(nos) logramos percibir cuanto bien hace poder observar lo que hemos vivido, lo que hemos sentido y la forma como vamos yendo, se celebran los cambios logrados. La adultez permite nuevos coloridos de observación y cómo éstos mismos van dando pie a que todo se vaya acomodando en nuevos órdenes.

Por ese entonces de principios de este siglo, no nos imaginamos que depararía al mundo, queríamos percibir esa sensación de estreno, y en mucho sí que se dio.  Actualmente ya con casi 23 (veintitrés) años transcurridos de este siglo nos damos cuenta cuanta leña lleva el dulce. El desempeño de nuestra especie en el orbe ha sido multifactorial, el comienzo del homo como ser social y en función a la supervivencia no fue poca cosa y presiento que con el transcurso de los años hemos de volver los ojos a ese singular concepto: sobrevivir. Hemos intrincado todo de tal manera que ahora corresponde un tanto al acto de desaprender tomar el bastón de mando y volver a tener más paz.

Hemos hecho acciones con sentido erróneo y en algunos casos esos errores se presienten sin retorno y peor aún algunos nos están llevando a escenarios de extinción de ecosistemas y si nos descuidamos hasta de la especie misma.

 En lo personal aun me latía encontrar en los caminos propuestos dentro de la religión en la que nací, ideas de renovación y de crecimiento personal, y lo intenté sin lograrlo del todo. Necesitaba trabajar por mi paz mental y lo fui logrando. Ser realista, y lograr comprender que todo tiene un límite y cuando este llega, hay que saber ir por otros lares, se vuelve imperativo. Darnos cuenta que los textos de las fuentes bíblicas son los más indicados cuando queremos saber más de ese aspecto. El tiempo que dedicamos a lecturas varias de cada día, se alimenta con la combinación de textos (a veces es bueno leer varios libros alternando) tenerlos en la mesita de noche y tomarlos según el grado de cansancio o el interés para comprender mejor. En lo personal son los enfocados a los asuntos de la especie: ¿Quiénes somos los humanos que hemos logrado subsistir a glaciaciones y a momentos ecológicos durísimos y que al mismo tiempo algunos pueden de desear muertes ajenas, hacer guerras absurdas y que a la vez ya podemos contar con implementos que nos hablen de mejoras en la salud que antes ni soñábamos?  Hasta los neandertales (que fueron humanos que se extinguieron) hicieron cultura ya que tallaron herramientas y enterraron a sus muertos, pero aun así con esa claridad, su cerebro no fue tan fuerte como el nuestro y no lograron adaptarse, dejando el camino abierto tan solo para nosotros los sapiens, la civilización creció y al mismo tiempo nos fuimos infatuando y creyéndonos dueños de la creación.

Dentro de las acciones muy personales que hacía a principios de siglo, estaba la de guardar artículos que salían en los periódicos, recortar y volver a leer propuestas que percibía particularmente valiosas, obviamente no lo hice por mucho tiempo porque hasta los periódicos de papel dejaron de ser parte de la vida diaria. Entre los artículos tengo varios que escribió el Papa de entonces, Juan Pablo ll. Un Papa que fue para mi humilde entender, el ultimo que percibí en verdad con beatitud en su carácter, ya los que han venido luego han tenido un modo mucho más terrenal y con eso las miras a poder definir cosas tan necesarias como la aceptación de que todos somos hijos de Dios y asuntos que van en ese sentido. Hoy día, me pregunto ¿porque el creyente promedio podría necesitar que se le aclare que todos somos hijos de Dios? ¿No es acaso algo muy evidente? pues a ciencia cierta parece que no lo es, porque de serlo jamás discriminaríamos como lo hemos venido haciendo. Noto que ya la Iglesia católica se ha puesto un poco mejor las pilas y van los dirigentes encaminados a proporcionar algo muy parecido a lo que reclaman los críos de hoy, mejores explicaciones. Eso de hacernos creer las cosas porque así se manda el juego, creo que ya llegó a un punto sin retorno. Quien sea capaz de decir hoy día ese dicho de: O te aclimatas o te aclimueres, no ha entendido nada. Esa postura más bien podría ser y es, creo yo, la respuesta del porque tantos seres se han alejado de la práctica religiosa católica. Es obvio que no todos somos inquisitivos en el mismo grado ni en el mismo sentido, pero quien lo requiera y quiera una explicación deberá encontrarla sin mayores secretismos. Participar en el ritual ya requiere una intención clarificada.

Pues bien, parte de mis escritos de vida se han enfocado en libretas particularmente destinadas a los textos de la vida espiritual. Algunas, como las dos primeras de fines del siglo pasado y la de principios de este, son una ensalada, fue tal la variedad de los intereses que hoy día cuando me reencuentro conmigo misma me muero de la risa, hay momentos en los que creemos sentir que sabemos todo lo necesario y dando vuelta a la página surgen abismos en los que uno debe bucear como en un mar oscuro.  Al final todo eso lo vamos concretando sin mayores recovecos. La belleza que he encontrado en la biblia de los cristianos es que remarca en color rojo lo que dice el Dios vivo y personal, que todos conocemos como Jesús. Percatarnos del sentido de la petición en la vida espiritual es muy necesario,  según entiendo es más bien ordenar nuestro interior, es una acción para proponer dentro de nosotros, no para que otro ser nos dé, de una manera mecánica, si procediésemos así, seriamos como aquel crio de un cuento del pasado, que plantándose frente a un altar, dio con todos sus pulmones el grito petitorio de un X juguete, que cansado de pedirlo a sus familiares decidió que podría ser más seguro obtenerlo por parte del crucifijo de su parroquia.

La figura de San José, como la plantea la iglesia católica es interesante. Un tipo lleno de aceptaciones y de serena vivencia con el mandato que se le pide. A veces me ponía a pensar que pareja tan especial eligieron mis padres para nombrarme, y aunque me costó (porque de niña si recibí cuestionamientos de otros niños del porqué de mi nombre) al fin entendí que somos duales, y en verdad que la unión de María con José es eso, una dualidad complementaria, una dupla que se sostuvo con cada uno de esos personajes dando su parte y logrando un todo. Acepté mi nombre como algo bello, lástima que no tuve el oportuno momento para decírselos de viva voz a mis progenitores, y cuando entendí bien, mis padres ya se habían ido. Cuando se cierran los círculos de vida, más bien nos incumbe en lo personal, no siempre los externos pueden entender del todo. Yo soy muy comunicativa, a veces me frustro porque cuando comparto cierres y aperturas se me quedan viendo como bicho raro, tal vez en algunos aspectos lo soy, y a mucha honra.

Y aun sin gustarme pedir, sí pido en algunas ocasiones. Implorar puede ser un acto humilde y silencioso que atraiga a nuestra vida lo que en verdad nos corresponde. Me pido más bien a mí misma y me imploro de corazón el tener siempre la percepción que la fuerza mayor que me contiene, ese Dios en el que creo, me proporcione a través de mí misma los elementos solidos para la lucidez.

Esta semana me tocó participar de un bautizo, fue el de una beba esperadísima, queridísima, y con mucho llegó a este mundo llena de amor. El que ofició el sacramento es un diacono, y me fije muy bien en todo lo que dijo. Antes de escuchar un discurso, hay que observar y fijarnos que lenguaje corporal tiene el discursante. ¿Qué motivación o inquietud mueve a su ser?  no es nada difícil si nos ponemos buzos caperuzos y notamos las intenciones y así noté como de entrada en este caso, estuvo muy pendiente de los niños que participan del acto sacramental. Se esmeró en decirnos a todos los feligreses que tanto los niños como adultos tienen una participación personal y que cada uno tratase de ponerse en esa actitud, pidió de favor se dejase a los niños ser ellos mismos en el recinto y que si hablaban de más o hasta había gritos nadie se inmutase. Que bien, y así fue. Parece ser que los críos si encuentran adultos tranquilos, ellos lo perciben y se comportan mejor, no quiere decir que en todos los casos sea nuestra actitud lo que los niños perciben y se porten mal, pero si hay algo de eso. Eran dos los críos a bautizar y explicó que se darían palabras dedicadas a cada uno, a cada familia. Que había una serie de signos a observar. A mi parecer fue fabuloso que eso se explique y se haga participe al adulto que ya está en otro momento de vida. Se notó en este oficiante el pesar en su interior de saber que ya hay mucha deserción en estos lares. Su angustia se sintió sutil.  El asunto de explicar demasiado puede ser contraproducente y algunos lo hacen ante lo evidente de que la grey se esfuma como humo en ventisca. En mi humilde opinión, no pasa nada si la feligresía se aleja, solo se está buscando un punto para mejorar y eso seguro se dará con un nuevo ordenamiento que aún no termina de concretarse en la misma iglesia. Ya llegará. Estoy de acuerdo de que si es evidente que las propuestas ya no funcionan como lo hacían en tiempos pasados, habrase de cambiar los modos. Después de casi una hora al fin terminamos y la ceremonia fue cerrada con un amplio aplauso. Queremos pensar que lo que se comparte en estas ceremonias permee directamente en las actitudes, ¿cómo se logra? respondiendo preguntas con paciencia, procurando que surjan más preguntas, aunque a veces cueste contestar.  Todo lo que se renueva se sacude, y todo lo que se sacude es posible que llegue a otro orden. Es tan importante el tono, el sentido y la percepción de cómo llevarnos a la paz, que no han tenido tiempo de sacar toda la paja. Bien lo dice el Papa Francisco, muchas veces le he escuchado mencionar como es necesario volver una y otra vez al discurso y comprenderlo desde un ámbito mucho más humano.

Según las bases de los estudios científicos, los humanos solo cambiamos las acciones aprendidas cuando estamos preparados para eso, muchos de los cambios necesitan una preparación cerebral. Los otros seres de otras especies necesitan cambios más profundos a nivel del ADN, para lograr cambios reales en sus acciones de todo tipo. En el caso del sapiens, es bueno saber esa ventaja de nuestro entender tan flexible que podemos asumir lo que es bueno de una manera que solo involucre a la voluntad, mas no hay voluntad que valga, si no hay convencimiento genuino.  (Continuará) MJ

 

 

                                              

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