jueves, 25 de abril de 2024

 

D.L.V.D. Vivir como un mandala que fluye. (10)

                                                                                  Las mejores personas, son las que deciden acompañarnos sin saber a dónde.

Lucia Purple.

                                                       Exactamente como para un cristiano, el camino del cielo es un sendero que le da sentido y confianza y no una oportunidad que toma fluctuante e incierta para obtener solamente beneficios, las personas con fe en la vida, son esas que no sabiendo exactamente a donde se llegará, aceptan la compañía de seres que se han manifestado con afinidad y caminan juntos sorteado lo que se presente con inteligencia emocional. Es algo que nos hace mucho más humanos. Tener confianza en alguna persona, es uno de los más grandes beneficios que la vida puede darnos, a diferencia de tener confianza en la humanidad, asunto que cada vez pareciera que se desvanece. En cualquier caso, cuando confiar no se da fluido habremos de emprender caminos de regreso que no siempre son fáciles. A decir verdad, con frecuencia vamos y venimos, sabemos que el camino de crecimiento no es lineal.  Nos damos cuenta que quien no fundamenta bien la inteligencia emocional, no pisa firme. El ser que tiene bien puesta la inteligencia en lo anímico, apuesta para la buena fe, no ve moros con trinchete, mucho menos cuando lo que nos guía es el compartir en los mismos sentidos, se percibe la complicidad. Las discrepancias son parte y se sanean cuando hay maneras civilizadas de retomar el camino si así se desea y percibe. Cuando la ignorancia es la que prevalece, podemos darnos de frente con pared y no es fácil.  En las relaciones humanas se pueden cambiar las posturas siempre y cuando la centralidad tenga sustento y ética.

El modo como iniciamos el día, así como la manera de resolver las situaciones nimias o confusas, nos retrata.

A veces las personas se sienten agraviadas y si no hay modos educados de debatir, entonces es que un ciclo se ha cerrado. Es como en el mandala cuando llega otra etapa, otro color.

                                Continuando con el análisis de textos del Dr. Del Castillo tenemos aún más para comentar. Es muy interesante ante todo que nos demos esos tiempos de saber que hay seres de nuestra especie que se interesan por las particularidades de la misma y otros que al no tener tiempo para esos pensares, tienen el interés de abrevar de quienes con su entrega y dando parte de su tiempo de vida, se ocupan de saber un poco más quienes somos.

Hace ya muchos años percibí que las personas suelen ser víctimas de sus caprichos mentales. Así sucede, la mente se encapricha en un solo modo de percibir la realidad y la falta de apertura puede ocasionar rupturas, eso lo estamos viendo cada día más en los matrimonios que se disuelven, en las amistades que se distancian. Se piensa a veces que el ser humano ya no sabe luchar por lo que se propone y prefiere marchar por caminos más suaves, o simplemente se tiene mentalidad ventajista o lo que es lo mismo solo estar cerca de quienes pueden danos algún provecho contante y sonante. Volvemos al campo de las intenciones, esos porqués de algunas personas que son difíciles de entender mucho más cuando creemos que existe el aprecio mutuo. Al cabo comprendí que como seres humanos nos gusta aprovechar momentos, es parte de nuestra esencia de sobrevivir. Como si fuéramos objetos de utilidad, algunas veces las relaciones humanas están determinadas por lo que el otro puede obtener del amigo. Nos podremos convertir en una especie de proveedores que nos involucran a veces en asuntos tan intangibles como una postura social o una situación de ventajismos frente a otros grupos.

He tenido muchas veces claros los focos rojos de que algunas personas que trato no son en realidad seres a los que se pueda llamar amigos. Mi marido me ha llegado a expresar: -esas personas no son de amistad real-.

 En alguna ocasión escribí: -Es muy difícil comprobar que hay hiel, mientras uno está dentro del azúcar-.

                                                          La figura de nuestro mandala personal es clara, y nos la vamos aclarando dependiendo de las etapas que vivimos.

Se puede deformar nuestro ser real por espejismos que se aparecen y en realidad las más de las veces son oportunidades para permitirnos ver con más claridad.

Ese mandala que nos define, es como uno de esos caleidoscopios que miramos a través de un tubo, sabemos qué figuras y coloridos lo componen y con el mínimo movimiento se reforman, se vuelven otra y otra figura. En nuestro caso personal, lo que está fijo es el tipo de figuras y ni que decir de la coloración que cada uno de nosotros conocemos y vamos perfeccionando con los años.

Una pregunta que nace del texto del Dr. Del Cestillo es la siguiente:

¿Cómo nos humanizamos?

Habremos de tener claro que no nos basta tener la estructura de un maravilloso órgano llamado cerebro, para lograr esas esferas o ámbitos más humanos.  El accionar cerebral está determinado por lo que elegimos y elegir a veces no es tan sencillo como pudiera parecer. Sabemos por el mismo devenir de los conocimientos, que a veces nos gana la partida estar con deseos impuestos más que originales y todo eso que podemos elegir como lo más sano o lo más adecuado a nuestra percepción no se dé porque ésta permanece dormida, de pronto se nos puede escurrir de las manos la vida digna por andar cazando posiciones sociales o logros efímeros.

El médico que cito en esta parte de los textos, de entrada, nos dice que el devenir histórico tiene mucho que ver con lo que somos como personas, la etapa de la humanidad cuando nacimos, lo que nos toca vivir en la infancia y el tipo de familia.

Más que nada el determinismo de la evolución radica en cada cerebro que se asume como actuante.

No en vano muchos de nosotros hemos escuchado infinidad de veces que cada cerebro es un mundo, aunque esa misma premisa no baste para que ese mundo se exprese con todo su potencial.

Dice el Dr. del Castillo: -Los aspectos de la conciencia de sí (mismo), que nos permiten interpretaciones acerca de nuestra existencia…están evolucionando…-.

 Nos manifestamos en la evolución cultural (sin olvidar que la cultura también son los modos de ser, como lo apunta Linton) sin olvidar que todos los planos del ser cambian constantemente.

Parafraseando al Dr. citado, nos aclara que la materia cerebral tiene un impulso inherente de evolución y lleva constantes mejoras si a si se le propone.

Justo encima de las orbitas oculares, ahí muy cerquita de los ojos se ensancha nuestro órgano rector y es ahí donde se encuentra el neocórtex, precisamente ahí también se sitúan las neuronas más importantes y son casi la mitad de las que componen a todo el cerebro.  También es en donde se localiza el sentimiento de culpa, que no es necesariamente negativa si se asume como una alerta y no como una carga a expiar. Las expiaciones se dan con el sentido de lo que algunas religiones proponen, aunque aún sin religión alguna, es ahí en esa parte del cerebro de donde nace la reflexión.

Y dice: - …la inteligencia le permite a la persona una mayor autonomía individual…- -…lo inteligente es un acto de exclusividad personal…- con lo que podríamos agregar: se practica o no se practica y en ese único hecho es que vemos que se aporta en lo positivo, se vive estancado o se sabe contemplar a futuro.

Erich Fromm apunta: -El problema del sentido de identidad (del ser humano) no es, como generalmente se cree, un mero problema fisiológico, que afecta únicamente a la mente o al pensamiento. La necesidad de experimentar un sentimiento de identidad nace de la condición misma de la existencia humana y es fuente de los impulsos más intensos-.

Algunas veces la identidad es colaborativa y responde a que se ha desarrollado la independencia del ser y otras veces se manifestará como dependiente, como cuando las personas solo se sienten integras junto a seres que les dan seguridad.

En pequeñas comunidades el patronímico sigue teniendo una fuerza tal, que algunos grupos solo fundamentan su identidad al portar un nombre, sentir que se pertenece a cierto grupo que define la identidad. Es tan fuerte esto, que puede ser causa de enconos y situaciones difíciles. El apellido suele cobijar a algunas personas como un manto de bien.

Los seres humanos en su calidad de exclusivos y singulares, responden a esta definición del hecho inteligente: -expresión sintética de los cambios orgánicos y especialmente funcionales acaecidos en el cerebro-. Es la estructura mental que cada ser se proponga desarrollar lo que puede o no aportar para los cambios evolutivos.

En el camino de los descubrimientos humanos que hicieron cambios de fondo, se encuentran: el fuego, los útiles culturales que comenzaron con sencillas herramientas, hasta la tecnología actual.  De ahí partimos a que los humanos vamos adquiriendo conciencia de nosotros mismos y vamos por el camino del reconocimiento del yo. Los estudiosos apuntan que antes de la Grecia Clásica la estructura mental era grupal. Es a los comienzos del medioevo (abarcando hasta la modernidad) que el yo mismo se va aclarando. La trascendencia se percibe con la aportación de creencia grupales que formaran luego las ideologías y las religiones que son grupos que comparten creencias.

Esto de las adhesiones a grupos por el pensamiento predominante ya es algo que se ha visto que no funciona del todo, da seguridad eso sin duda alguna, mas no propuestas que abarquen todos los aspectos básicos de la supervivencia. Ya en la era moderna es el individualismo lo que permea, y hay que entender que cuando es cerrado y no propositivo ni creativo, es muy negativo. Solo el desarrollo individual que se crea en aras de proponer para el grupo será la respuesta. El grupo es tan solo el sustento social, las ideologías ya van perdiendo fuerza. Todas las fuerzas del pensamiento humano que han dado sustento a los cambios significativos no son propiamente drásticas, tienen periodos de acomodo. Si el siglo XXI se vislumbra como un cambio de era, habremos de aprender de nuevo a visionar con largo alcance, y sobre todo sustentar la paciencia que es necesaria para que lo creativo de frutos.

Freud, se quedó en la época en que los mitos primitivos eran aun parte de los pensamientos propositivos. Luego ya fue superado este pensamiento.

Un concepto muy importante de esta última transición lo crea Jung, con el concepto de arquetipo que son posturas que ya se conciben como dinámicas de los grupos, de donde también se escucha por primera vez que los grupos humanos están inmersos en un inconsciente colectivo.

Dice este autor: -la manifestación humana, intelectual o emocional contiene suficiente información sobre la organización mental del individuo que la genera-. Es decir, no podemos esperar todas las acciones educadas del empirismo, como tampoco podremos pensar que van a desaparecer los actos caóticos por magia.

Solo la educación del individuo será la respuesta. (Continuará).

 

 

 

  

                                                                  

 

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