miércoles, 1 de diciembre de 2021

 

De la vida diaria.

Ser lo que somos. (Compartido)

                           

No importa lo imposible que parezca lo que hacemos, si hay atención todo se logra. MJ                                                                                                              

 

Solo podemos ser lo que somos.

Es el Zen el camino para entender que mientras no haya atención, no se empalma la realidad con la mente.

A veces parece que es muy fácil ser uno mismo, más cuando miramos bien la intención que subyace en nuestras acciones, llegamos a darnos cuenta de que mucho de lo que hacemos no nos corresponde y nos crea inquietud innecesaria, porque no nos define ni lo que hacemos ni lo que tenemos: solo lo que somos. Cuando uno mira hacia atrás, nos damos cuenta cuanta energía se ha ido en acciones  desgastantes. Nada está perdido mientras exista un plan de recuperar. Nada regresa igual, he ahí el detalle de una de las acepciones de la palabra creatividad: es acción que renueva, se  sitúa en el limo sobre el cual trabajamos, pensando que hoy es el primer día del resto de nuestra vida.

A veces los destellos de algunas realidades que no nos corresponden nos permean. Nos hacen creer en otras cosas que nada tienen que ver con lo que nos define. La realidad, que siempre es única para cada quien, tiende a involucrarnos en otras dimensiones tanto humanas como espirituales, y así reinventarnos a cada momento. A fin de cuentas el asunto no es desear, es más bien saber elegir.       

Dicen por ahí que rememorar es algo muy digno, y que aunque nos esmeremos en demasía siempre solo recordaremos lo que nos impactó. Cuando se han escrito las experiencias y vivencias, por momentos pareciera que estuvimos vivos en otras personas que ya no somos, y hasta extrañeza nos causa vernos tal como fuimos.

Lo que sentimos nos define. 

Se puede decir que quien no entiende lo que siente, no logra lo que quiere,  desear puede ser arma filosa que nos lleve a dolores irreparables. Sentir es algo que se aprende y no es una costumbre muy arraigada, a veces se les teme a los sentimientos.

El tiempo de los adultos se transforma a través de la paciencia. 

Quien no logra entender lo que significa ser paciente, se puede desintegrar en círculos redundantes, para darse cuenta al final que la vida tan solo ha sido esa gran esfera que se contiene en otra más, conformada por momentos e instantes. A veces inasibles. Nos embauca tanto la parte del hacer y del tener que nos perdemos la dicha de tan solo ser.

El autor Duccio Demetrio nos dice que todos tenemos en lo profundo un yo tejedor.  Voz que nos habla en la mente, que va diciendo y que nos dirá más cuanto más seamos conscientes de su existencia.

Enorme gozo es recordar.

Rememorar tan solo por lo que significa en uno mismo el volver a nosotros y salir hacia nuestros congéneres que puedan gozar con nuestros recuerdos.

Recordar nos unifica, nos da una nueva versión de nosotros mismos.

Las libretas que abrazan imperturbables mis vivencias, ahora se mueven para tomar un sentido: se van concretando en un nuevo texto para darme la oportunidad de parafrasear tan solo con el sentido renovado de mi misma.

En los años mozos dudamos más. Creemos que podemos encontrar mejores verdades y hasta estamos a la espera de que otros nos las enseñen y nos indiquen caminos. Vamos tras creencias que se dictan como únicas e irremplazables, para volver a nosotros mismos, somos punto de partida.

Montaigne expreso: “En lo humano lo único constante, es la ambivalencia perpetua en la que se vive.”

Esa ambivalencia puede irse empalmando para ser una sola expresión.

Cuando nos damos cuenta que no coincidimos en todos los aspectos que nos afectan en la convivencia, que la ideología del grupo al que pertenecemos a veces no nos hace comulgar, siempre es temprano para cambiar el rumbo, abrirnos a nuevas visiones. Dejarnos de debatir en dualidades que no aportan crecimiento.

¿Existe realmente el yo?

Virginia Woolf nos dice: "La palabra yo, es solo una cómoda designación para nombrar a alguien que no existe realmente."

Con el paso de los años, Virginia Woolf se ha vuelto como una compañera de viaje en las vivencias de mi diario vivir.

Conforme han pasado los años me siento más cercana a ella y noto como todos sus textos (marcado por varias obras emblemáticas) se me ha estacionado bajo la piel. Mucho le he leído más de una vez, y siempre me deja renovado el interior, como si me suspendiera en una ventisca fresca. Estaba recién casada cuando mi marido me planteó que era bueno tener cada quien un espacio para el terreno de la creatividad, al cabo comprendí  que me hablaba de esa habitación propia que todas y todos necesitamos y que no solo se refiere a al espacio físico, Virginia nos quiso decir que todos tenemos una imperiosa obligación de ser dueños de nuestro ser mental. Varones y féminas por igual. 

Proust, el reconocido escritor francés, decía: “Debemos saber solidificar lo que es la vivencia que llega en los recuerdos.” 

No apurar, dejar que se asienten las vivencias y como nos decían los mayores que nos encaminaron, dar tiempo al tiempo.

Estamos un poco enfermos de carrerearnos, de empujarnos como si fuera todo tan importante como creemos.

Mucho nos hemos confundido con el tener. Es el precio que se ha pagado por la civilización. Sin embargo esta nueva etapa del mundo está exigiendo nuevos ajustes en la comprensión de lo que somos. Lo noto mucho en los jóvenes que me rodean, como apuestan  para tener una vida más personal y sencilla.

Para muchos seres humanos, ya la vida no se entiende sin esa singularidad de ser. Para otros en cambio, hay preferencia en  seguir solo en las pautas que da la manada y así son felices. Da lo mismo, ya que al final nadie se queda estancando, aunque algunos vayan por el camino más largo. Lo importante es que la acción implemente en la felicidad.

Así, con la felicidad que se apoya en un teclado, así también  en los textos escritos a mano y en letra manuscrita, es que continúo esta tarea. Escritos que he dejado descansar por muchos años, ahora es la hora de hacer de ellos algo digno y que no queden los originales encerrados tan solo en las cajas que poco a poco los están acogiendo. La revisión está siendo emotiva y aunque trato de ser lo más objetiva posible, la emoción me gana por momentos. Reviso de a poco y mi mano escribe con prisa lo que reinterpreto haciendo textos nuevos, repensados.

Todos somos una serie de yos que se encierran en uno, a veces encontrar el hilo conductor del yo que teje todo, se hace una tarea fascinante.

 Al revisar uno se encuentra con pasajes que pudieron ser de otra manera, y hasta uno se imagina el pudiera haber sido,  y al final solo pudieron ser como fueron. La recriminación tiende a aparecer, mas no encuentra lugar.

Marguerite Yourcenar nos dice a la letra: 

                         "Trato de recorrer nuevamente mi vida en busca de su plan, seguir una vena de plomo o de oro, o el fluir de un rio subterráneo, mas este plan ficticio no es más que una ilusión óptica del recuerdo. De tiempo en tiempo, en un encuentro, un presagio, una serie definida de sucesos me parece reconocer una fatalidad; pero demasiados caminos no llevan a ninguna parte, y demasiadas sumas no se adicionan."

Tal vez... "una conversación asidua con las emociones diáfanas de los propios recuerdos, cuyo rememorar genera,  a su vez nuevas emociones."

El recuerdo es una suma de naturalezas muertas que reviven.

Proust nos dijo: "nuestro tiempo perdido es un lugar sagrado." 

Y sí que lo es. Es el espacio en donde hemos vivido y hemos creído ganar y perder, cuando en realidad solo hemos aprendido.

Y regresando a Proust nos dice: "creía que conocía perfectamente el fondo de mi corazón. Pero nuestra inteligencia por muy grande que sea, no puede aprehender los elementos que la componen y que permanecen insospechados hasta que, del estado volátil en que se mantienen durante la mayor parte tiempo, un fenómeno capaz de aislarlos los somete a un principio de solidificación."

No existen verdades estáticas, ni mucho menos quietas, no existen verdades eternas ni tampoco verdades únicas. Todo es verdad porque es absolutamente parte de la vida humana. MJ

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                                       

 

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