De la
Vida diaria
De
buscar y encontrar (2)(Compartido)
Llegados
a la meta navideña mucho bien nos hace repensarnos.MJ
Siempre
he pensado que es una pena por parte de algunos congéneres el no creer en lo que otras personas estudian
e investigan en torno a la humanidad, más concretamente en relación a lo que
aportan las ciencias sociales y digo creer
porque es un asunto de qué tanta fe se les tiene a los estudiosos y la
voluntad de hacer parte de nuestro pensar cuanto nos pueden hacer comprender con
publicaciones de divulgación. En estos ámbitos, en lo personal me concreto a lo
que la ciencia Antropológica ha aportado y que a muchas personas ni les importa.
España se ha visto muy bien al lograr con libros muy accesibles de divulgación,
dar a conocer con buenas interpretaciones lo arqueológico, textos bien escritos y amenos de contenidos
valiosísimos. Solo instruidos y con conciencia de quienes somos, es que el
mundo podrá tener cambios de fondo. Desde hace mucho me he dado cuenta de la
nula sensibilidad de algunos seres humanos, comenzando por la misma tribu, mas con el tiempo he aprendido
que eso mismo de no congeniar siempre, puede ser grandioso porque nos obliga a
entender mejor las situaciones que nos permiten crecer y cambiar. A mi grupo
extendido de consanguíneos les he entendido poco y con la madurez he tenido la
ventura de encontrar a tres o cuatro congéneres cercanos a quienes considero
como agujas en un pajar, porque
aportan. Todos podemos reencontrar a esos seres, con los que nos merecemos un
fuerte abrazo aún con tapabocas. Doy gracias a estas alturas del partido el
saber que no es fundamental entender a todos, más bien lo que debemos poner
debajo de la piel es quienes somos en el grupo y con quienes nos toca interactuar.
A fuerzas se nos dice que si tenemos familia somos bendecidos, y no siempre es
así con la familia extendida, ya que puede haber baches, es muy diverso el contexto en que se ha formado la mente y
como se habita. Se torna difícil lo que de fuera se vería fácil, por lo que se opta cultivar las ausencias por
salud mental. En estos días de festejar, a veces se ven forzados los grupos a
convivir creyendo que se cumple con un mandato necesario e imperativo, cuando
en realidad a veces es más oportuno no forzar.
No es
una obligación tener química con todos, ni todo el tiempo. Quien lo comprende
temprano, se hace del mejor autoregalo: La paz real.
Muy
diferente es el asunto con la familia nuclear. Con los cercanos se descubre con
más coherencia lo que buscamos en concordancia con lo que encontramos, son
ámbitos más escogidos y por lo tanto se dan actitudes más creativas. Ese núcleo que nos
acoge de entrada y que se muestra siempre de diferentes matices, nos permite
los claroscuros más divertidos, los momentos mejor compartidos. Festejar puede
tomar matices nuevos y de verdad aportarnos un momento de satisfacción que nos
motive a mejores acciones a largo plazo, mucho más con la vida de hoy que
apremia tanto y que con la pandemia se
han hecho más extensos los lapsos entre los tiempos de compartir en cercanía.
Aquí en casa vemos algunas series de TV del
tema de homicidios. Nos atrae la temática porque a todos nos parece
inconcebible cómo es posible que se viva
con tanta violencia, porque el homicidio no siempre es de orden físico, también
se puede matar espiritualmente. Nos
queda claro que es un hecho que hay que aprender de esa disfunción humana, nos
preocupa que ya se está volviendo el pan
nuestro de cada día teniendo claro que no es parte de nuestra especie sino
un acción aprendida. Casi siempre ese miedo que genera ser violento está
relacionado con disfunción del grupo nuclear, por lo que hay que tener claridad
de que aún sin total compatibilidad probada con quienes convivimos de cerca,
siempre es importante que exista aceptación en lo diverso.
Espiritualmente
no hay equivocaciones, lo podremos constatar en los momentos de cierre de
ciclos, por lo que en el grupo que nos ha tocado desempeñarnos están las respuestas
para crecer, solo hay que encontrarlas. A veces todo eso que parece adverso es
materia de crecimiento, nos lleva a saber que antes de quejarnos en demasía de
lo que sentimos incongruente, nos demos cuenta cuantas bendiciones aporta lo diferente, entre ellas aprender a
ser selectivos, observar las discrepancias, practicar la tolerancia, y ver
hacia adelante. Mucho se habla hoy día de aprender a soltar, hay que hacerlo sin
temor, con seguridad de que la espiral de crecimiento real nos llevará por
mejores rutas, sin confundir la caridad cristiana que nada tiene que ver con la
idea o creencia de estar obligados a una cercanía con quienes no nos son afines.
A veces el golpe de pecho nos lleva a
tener tranquilidad de convivir por convivir, aunque lo que se asienta en los
hechos sea una farsa. La pandemia ha ayudado a ser más realistas y no estar en
donde no debemos. Si no hay aporte real, lo mejor es hacer mutis. Nuestro primer prójimo somos nosotros mismos, los cercanos
directos y los amigos escogidos.
Sin
pesar, sin penas ni glorias que nos atoren la garganta, ir con gozo es un arte
que empalma nuestras búsquedas con lo que la realidad aporta, conociendo más de
quienes tenemos cerca. El sentido de observar las preferencias, las
controversias, los desasosiegos, así como las congruencias, las concordancias y
los consensos, va cambiando a lo largo del vivir y es un hecho que se van
subiendo escalones en el edificio de los asuntos de grupo para no bajarlos
jamás, acción que nos dará pie a conocer mejor a nuestros cercanos.
El
cierre de ciclos es grandioso. Cuesta a veces comprender como es que se dará mejor
el cambio que llega inevitable, pero si pensamos como lo manifiestan algunos: The more you do it, the more you like it, nos habremos de volver
expertos en saber que no hemos venido a acumular
gente en esta vida, estamos de paso, vale mucho nuestro tiempo y cuando volvamos la cabeza en la próxima
esquina nos daremos cuenta de que mucho es sin retorno, la calle llena de baches
no es recomendable, siempre hay caminos y opciones así como personas
propositivas.
Remolinos
de agua sucia se pueden acumular en los recovecos de los ríos que a simple
vista se ven puros y cristalinos, pensamientos de desecho se pueden quedar a
vivir en nuestras mentes y creer
tonterías como que acumular conocimiento es lo valido o es lo importante, cuando lo que sabemos está en constante renovación. Descuadricular las vivencias
y hacerlas más fluidas, como si fueran de aire y luz.
Me
encanta ver a los jóvenes en su sencillez. Me encanta observar y constatar que
un par de jeans deshilachados les
pueden hacer mucho más felices que otros objetos que ellos ya descartan por
darse cuenta de cómo se les imponen sin remedio. EL cumplo y miento ya lo percibo mucho más desterrado en las nuevas
generaciones.
Es
bueno buscar lo que creemos y lo que nos
motiva de verdad, es bueno hacerlo con
más cuidado cuando se cierran ciclos, cuando hay que desear a otros felicidad y
nunca comprometer la propia. Cuidado con caer en búsquedas irrelevantes,
nuestro ser real cobrará factura inevitablemente y de pronto puede la vida
acabarse y tal vez ni tiempo tendremos de darnos cuenta de lo que en realidad amamos. Feliz Navidad.
MJ
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