De la
vida diaria.
Fuerzas
que nos mueven. (4)Compartido)
María
José Roche
En una época de mi vida las presiones del diario vivir me hacían llorar.
Lloraba mares y luego hinchada como un globo seguía mis rutinas. Ni modo, he de
aceptar que ese fue mi modo. No sé cuándo dejé de utilizar el llanto para
ordenarme por dentro, pero he de decir que me sirvió mucho en su momento. Creo
que la rotunda forma pragmática de mi marido me ayudó, porque si mal no
recuerdo a él nunca le quedó claro eso del llanto como catarsis de cansancio.
Me dejaba externar a lágrima tendida todo lo que me causaba estrés y como decía
un tío suyo: Pasar del estrés al
escuatro y seguir adelante.
Creo
que era muy terca en empeñarme en tener
todo claro y controlado. Cuando uno es más joven cree que eso es posible. La
claridad llega cuando nos damos cuenta que lo que sí es claro, es que nada lo
será tanto, mientras tengamos la terquedad de querer saber y controlar todo.
Los
hijos adolescentes, siempre con novedades que hacer y qué practicar. Uno
tratando de mantener el bote a flote y lo mejor es llegar a la madurez y poder
volver la vista atrás y decir: No nos hundimos. El abierto mar está al frente y
aún hay mucho por navegar.
Que
feliz me hace hoy día, haberme dado cuenta que mi hija desde muy niña manifestó
sus gustos y aspiraciones. Es una joven muy feliz. En su personalidad tan clara desde siempre nos recordó a todos una
vez más, el valor de saber el camino que se anda por propio pie y que más les
vale a los de alrededor no preguntar de más. Los viajes que hemos compartido en
mucho son asunto de sus decisiones porque lo disfruta, siempre con sorpresas
muy agradables. Que grato es sentir en la adultez que los hijos son enormes
compañeros en este viaje de vida, que aunque ya estemos más cerca del horizonte
final, la calidad de la madurez no tiene precio.
Para
estos años mi padre ya se ha ido. Me visita en sueños hasta hoy día de vez en
cuando. Escribí con otro color de tinta algunos de los sueños que tuve en estas
épocas y no me arrepiento del tiempo que ocupe en hacerlo, la verdad da mucha
risa observar años después, lo que uno ha soñado durmiendo. Nunca he entendido
nada de eso, solo puedo decir que tuve varios sueños de vuelo (tipo de sueño en el que uno da el talonazo
en tierra y se eleva el cuerpo para ver desde arriba todo lo que pasa). Que
maravilloso es que se nos de esto, y
disfrutar como los sueños nos traen tan vívidamente a los seres queridos que se
nos adelantan.
Nunca
en mi niñez fui muy perruna. Convivir con perros de cacería fue algo de la vida
diaria en mi infancia. Perros de casa aprendí a tenerlos por petición de los
hijos que los trajeron sin chistar. Ya bastante adulta aprendí que además del
amor a los gatos que he tenido desde niña, los perros son unas criaturas
increíbles. Son casi personas para el disgusto de muchos ya que en algunos
sitios los tratan mejor que a los seres humanos. Creo que no hay que exagerar y
cada especie en su sitio, pero los perros merecen todo nuestro respeto y cariño.
Tuvimos un labrador en estos días que releo, que con solo vernos con los tenis de caminar puestos, daba brincos hasta
el techo. Hoy día aquí en casa solo convivimos con una gatita y es la dueña y
señora del cariño de todos, pero están deseando perros otra vez. Uno en verdad
puede disfrutar con ellos como parte de la vida.
Para
las terribles migrañas que me asolaban de manera constante me ayudaba un poco
el ejercicio. Nunca exagerado porque se daba el efecto adverso y era peor. Los
domingos íbamos a pelotear a las canchas de tenis mi hijo adolescente y yo, que
gratos momentos. Hay asuntos tan claros en la memoria que cuando uno los
recuerda son de hoy. Lo bueno es que hoy día aquí somos amantes del buen tenis.
Los que nunca lo practicaron como mi marido, los que lo jugaron de niños y
adolescentes y yo que hasta ya bastante grande estuve practicando en modalidad
dobles con mucha satisfacción. Una buena afición endulza la vida.
Al ir cerrando
el siglo pasado, noto que poco nos damos cuenta de los cambios tan enormes que
nos ha tocado vivir a los de mi
generación. En lo personal acostumbrarme a la computadora me tomo su buen
tiempo y ni qué decir de sus anexos que hasta hoy tengo que pedir ayuda a los
jóvenes para lograr cosas. Nos dicen a los adultos que lo que nos pasa es que
nos cerramos y no ponemos atención, puede que si tengan razón, pero lo que no
entienden es que nos representa un esfuerzo diferente al que ellos han tenido
que desarrollar para ser parte de un mundo totalmente técnico y globalizado.
Ni modo, la computadora no será nunca lo mío
en su totalidad, ya que aún para copiar
y pegar un texto me puede causar conflicto y tengo que escuchar el - ¡mamá, por favor si ya te lo expliqué mil
veces!- y sin chistar digo:-pues ni
modo, habrás de explicarlo mil y una.-
Escribí,
Dormitar
en lo profundo.
Atención
en lo certero, alerta y fluir.
Constancia
en el vibrar.
¿Amor
total?
Sin
confundirnos.
Lucidez,
que se pinta sola.
Presente
de contornos desplegados.
Sintiendo
certidumbre.
¿Amor?
Asunto
que no es de olas.
Plasmar
en los renglones de cada día.
Espíritu
asido con esmero.
La
vida nos lleva.
Vayamos
de su mano. MJ
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