lunes, 24 de abril de 2023

 

D.L.V.D. Construir, paz (3)

 

                                        Los libros de nuestra niñez, baluartes que se guardan en el alma. MJ

 

                                         Pues bien, si hemos hecho hincapié en que los libros pueden proporcionarnos una buena dosis de paz, mucho me queda claro que al volver a algunos de nuestra infancia podría ser siempre un buen camino de refrendar esos invaluables sentimientos que son parte activa de la paz.

Cuando somos niños mucho nos impacta de una manera singular y precisa. Acabamos de vivir algo así en casa, mi nuera con la mejor intención del mundo tomo del librero infantil (que forma una parte de mi librero personal, por el amor que les tengo a algunos libros que fueron de mi niñez), Y quiso leer a su niño de 5(cinco) años, - Alicia en el país de las maravillas - y cuando llegaron al momento de que la Reina de corazones ordena que se descabece gente, obviamente fue algo inusual y llamativo, que el niño tomó la frase para repetirla cada media hora. La frecuencia es lo de menos, cuando lo que nos toca es revisar y continuar con lo mejor que se pueda. Viendo una tarde el ejemplar ahí estibado con todos los cuentos infantiles, pensé - he de tomarlo, revisarlo y recordar lo que en mi infancia ese libro me dio.  De hecho, desde las primeras hojas me pude percatar que ese cuento, aunque Carroll lo concibió para unas niñas que él mismo conocía, en verdad creo que lo escribió para adultos o tal vez para niños que ya van llegando a la adolescencia. Este ejemplar que tenemos ahora en casa no era el mismo que yo leí cuando niña, así que el gozo fue enorme al encontrarme con el mismo cuento con una bella y nueva interpretación. Dibujos muy artísticos, hojas de papel muy especiales y un ejemplar que en sí mismo es una obra maestra. El gozo de pasar las páginas conjuntado con el de encontrar los significados, es lo que les voy a compartir. Creo que vale la pena, sobre todo para quienes tienen críos cerca y puedan en su compañía disfrutar de tanta enseñanza, metáforas y poesía muy especial.

La edición es de 2010.

Editorial Sexto Piso, España.

La reflexión para la paz, se hizo presente.

Ya desde la introducción se nos aclara que nada es lo que parece. Sabemos que esto es característico de toda imaginación infantil, pero en este caso sí que se explaya el autor. Mas ¿Como le explica uno a un niño de cinco años que todo es ficción?

Vamos notando en la persona de Alicia una verdadera encarnación de una fuerza descomunal, la niña de pronto ve pasar a un conejo y decide sin más, adentrarse en su madriguera. ¿tuvo miedo? Eso no se aclara, pero lo que sí es preciso es que la niña logra visualizar muchas cosas interesantes en su caída, que al principio es en línea recta y luego llena de recovecos. ¿No es así la existencia de todos nosotros los mortales?, mas aquí, se hace hincapié en que se puede observar con gran interés todo lo que va pasando en derredor, así que desde que la niña cae y llega al fondo ya está lista para estas observaciones especialísimas. La avidez sin límites que va a presentar esta pequeña es enorme. ¡Qué paz estaríamos dándole a un crío que escuche nuestra interpretación, para abrirle la puerta a su propia imaginación! Compartir las partes compatibles y compartibles para una pequeña audiencia, y dejar que los críos ya mayores puedan tomar en sus manos este texto.

Alicia, en su ser frágil como niña, mas poseedora de gran ingenio y valentía.

El autor nos presenta toda la experiencia de la niña conjuntamente con un sentido adaptativo muy claro, ella va siguiendo sus propios impulsos y aunque lo que en verdad se nos quiere decir es que tanto niños como humanos a veces somos de un tamaño y otras veces de otro, es tarea personal ir encontrando el verdadero tamaño que nos corresponde. En ese camino, a la niña no es la caída en esa tremenda aventura en sí misma lo que le importa, lo que ella quiere es llegar a un destino que luego encontrará.

A los humanos a veces, (exacto como le pasó a Alicia) tan solo la vida nos pide por momentos caer en caída libre, soltarnos y aprender a visualizar qué maravillas nos puede presentar la vida, que puerta tiene los puntos vitales tan ansiados a veces, se toman su tiempo y es un arte el saber caer.

                                                                  En los párrafos siguientes se nos presenta la diversidad de la vida, se manifiesta que es lo que hace felices a cada ser y como cada uno estando en las mismas circunstancias (un mar de lágrimas, por ejemplo) cada uno responderá según su propia naturaleza.

                                                                                Volviendo a las posturas ya mencionadas de Bertrand Russell respecto a lo que es ser feliz, se nos presenta la variante de que no necesariamente en el momento que vivimos se nos dará esa plenitud, hay que saber salir de los escollos, de los sinsabores. Pasados los tragos amargos, es seguro que veremos cómo llegar a circunstancias más satisfactorias. Exacto como lo fue haciendo Alicia. Nunca nadie de estos personajes se mantiene en la perplejidad, así las circunstancias sean de lo más adversas, todos procuran su dosis de trabajo para nadar, correr o lo que sea necesario hacer y en particular Alicia que se vuelve a aventurar sin más.

Las dosis de adversidad son inevitables.

El mundo que nos rodea tiene todo para despertar un interés genuino en los otros congéneres, en todo lo que vemos, sentimos y vivimos. la vida no solo está pasando como una película en las circunstancias personales, es ahí donde está la madera del aprendizaje. Ya, con esta actitud sabremos cómo enfrentar el mundo más allá y saber que nos corresponde y que no.

Saber desterrar los miedos, es un signo de auténtica madurez y camino seguro a una paz más duradera.

El justo medio buscado por tantos congéneres para llevar una vida medianamente controlable, no es opción para todos. Muchas personas como Alicia desean mundos más desconocidos y se internan en las búsquedas, que pueden ser materiales o espirituales. Esto tiene que ver con el carácter, mas es algo que es muy importante aclarar, porque no podemos dejar de lado intereses genuinos si esos mismos nos llevan a nuevos grados de felicidad y que apostaran para la paz. En mi caso personal mi paz no estaría del todo lograda, si yo no comprendo toda la cadena de la evolución del ser humano. Este asunto me intrigó desde pequeña y los libros fueron apareciendo. Esos libros son importantes para mí, y mientras en mi propia casa a algunos ni por asomo eso les mueve el tapete, yo a mis más de seis décadas de vida sigo buscando ese tipo de lectura.

Somos como somos, y nos respetamos para que nos respeten.

Bertran  Russell habla de la necesidad de un equilibrio entre lo que nos esforzamos y entre lo que nos resignamos, solo el esfuerzo es lo que nos lleva a  la conquista de lo que hemos elegido.

Lo que elegimos deseamos que realmente se manifieste, y la vida nos irá enseñando que ese mismo camino elegido irá sufriendo cambios, aunque el derrotero no cambie. La felicidad es ver claro el camino, como vemos que le pasa a Alicia cuando de pronto así lo vive, entra a una nueva puerta y aunque tenga que lidiar con las búsquedas de llaves y pasadizos ahí mismo, lo logra. Ella no sabe exactamente cómo lo hará, pero su ingenio es maravilloso.

¿Podría decirse en un momento dado, que podríamos ser felices aun sin haber conseguido lo que para nosotros significa el éxito? yo creo que sí. Porque parte del éxito es el camino que logramos ir aclarando.

Habremos de distinguir entre éxito personal y éxito social. Cuando las personas se entregan en demasía a los logros de índole social y están inmersas en las opiniones al respecto de las masas adyacentes, pues de pronto nos puede llegar la adultez y preguntarnos en donde quedo el logro personal. Y también si se exageran los logros solo personales, pues tal vez uno mismo se dé cuenta que no habrá motivos reales para que los hechos se hayan cumplido en ámbitos de lo que nos contiene que es lo social. Aquí sí que hay que lograr el equilibrio de un justo medio.

Un ser que logra y disfruta asimismo de sus logros, ya tiene éxito, y no tiene que enterar a todo dios de tal situación.

En occidente lo cuantioso del éxito material es un indicador que muchos siguen. Se ha vuelto como el referente para hablar de que alguien ha tenido éxito o no. A veces, la actividad que provee de medios no es directamente proporcional a la satisfacción real.

Volviendo al concepto de resignación, esto no necesariamente está ligado a claudicar, más bien se refiere a optar por derroteros que no fueron visualizados, pero q    que de pronto se presentan como preferentes.

El ser sabio, de entrada, sabe que el buen manejo de las emociones es necesario y no cae en las redes de desesperanzas absurdas. Se aprende a manejar los contratiempos, hasta tal vez llegar a un total cambio de planes, si eso fuera necesario.

Si lo que realizamos tiene los visos claros de que puede estar haciendo un bien al grupo, y más aún a la humanidad entera, las satisfacciones no tienen que ser relumbrantes. Es el caso de los científicos que saben que sus aportes son valiosos, aunque no sean de relumbrón, y saben dejar que ruede el mundo.

Desligarnos de las tiranías de la preocupación es un arte, e implementa directamente para nuestra paz. (Continuará). MJ.

 

 

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