Los
libros de nuestra niñez, baluartes que se guardan en el alma. MJ
Pues
bien, si hemos hecho hincapié en que los libros pueden proporcionarnos una
buena dosis de paz, mucho me queda claro que al volver a algunos de nuestra
infancia podría ser siempre un buen camino de refrendar esos invaluables
sentimientos que son parte activa de la paz.
Cuando somos niños mucho nos impacta de una
manera singular y precisa. Acabamos de vivir algo así en casa, mi nuera con la
mejor intención del mundo tomo del librero infantil (que forma una parte de mi
librero personal, por el amor que les tengo a algunos libros que fueron de mi
niñez), Y quiso leer a su niño de 5(cinco) años, - Alicia en el país de las
maravillas - y cuando llegaron al momento de que la Reina de corazones ordena
que se descabece gente, obviamente fue algo inusual y llamativo, que el niño
tomó la frase para repetirla cada media
hora. La frecuencia es lo de menos, cuando lo que nos toca es revisar y
continuar con lo mejor que se pueda. Viendo una tarde el ejemplar ahí estibado
con todos los cuentos infantiles, pensé - he de tomarlo, revisarlo y recordar
lo que en mi infancia ese libro me dio.
De hecho, desde las primeras hojas me pude percatar que ese cuento,
aunque Carroll lo concibió para unas niñas que él mismo conocía, en verdad creo
que lo escribió para adultos o tal vez para niños que ya van llegando a la
adolescencia. Este ejemplar que tenemos ahora en casa no era el mismo que yo
leí cuando niña, así que el gozo fue enorme al encontrarme con el mismo cuento
con una bella y nueva interpretación. Dibujos muy artísticos, hojas de papel
muy especiales y un ejemplar que en sí mismo es una obra maestra. El gozo de
pasar las páginas conjuntado con el de encontrar los significados, es lo que
les voy a compartir. Creo que vale la pena, sobre todo para quienes tienen críos
cerca y puedan en su compañía disfrutar de tanta enseñanza, metáforas y poesía
muy especial.
La reflexión para la paz, se hizo presente.
Ya desde la introducción se nos aclara que nada es lo que parece. Sabemos que esto
es característico de toda imaginación infantil, pero en este caso sí que se
explaya el autor. Mas ¿Como le explica uno a un niño de cinco años que todo es
ficción?
Vamos notando en la persona de Alicia una
verdadera encarnación de una fuerza descomunal, la niña de pronto ve pasar a un
conejo y decide sin más, adentrarse en su madriguera. ¿tuvo miedo? Eso no se
aclara, pero lo que sí es preciso es que la niña logra visualizar muchas cosas
interesantes en su caída, que al principio es en línea recta y luego llena de
recovecos. ¿No es así la existencia de todos nosotros los mortales?, mas aquí,
se hace hincapié en que se puede observar con gran interés todo lo que va
pasando en derredor, así que desde que la niña cae y llega al fondo ya está
lista para estas observaciones especialísimas. La avidez sin límites que va a
presentar esta pequeña es enorme. ¡Qué paz estaríamos dándole a un crío que
escuche nuestra interpretación, para abrirle la puerta a su propia imaginación!
Compartir las partes compatibles y compartibles para una pequeña audiencia, y
dejar que los críos ya mayores puedan tomar en sus manos este texto.
Alicia, en su ser frágil como niña, mas
poseedora de gran ingenio y valentía.
El autor nos presenta toda la experiencia de la
niña conjuntamente con un sentido adaptativo muy claro, ella va siguiendo sus
propios impulsos y aunque lo que en verdad se nos quiere decir es que tanto
niños como humanos a veces somos de un
tamaño y otras veces de otro, es
tarea personal ir encontrando el verdadero tamaño que nos corresponde. En ese
camino, a la niña no es la caída en esa tremenda aventura en sí misma lo que le
importa, lo que ella quiere es llegar a un destino que luego encontrará.
A los humanos a veces, (exacto como le pasó a
Alicia) tan solo la vida nos pide por momentos caer en caída libre, soltarnos y
aprender a visualizar qué maravillas nos puede presentar la vida, que puerta tiene
los puntos vitales tan ansiados a veces, se toman su tiempo y es un arte el
saber caer.
En los párrafos siguientes se nos presenta la diversidad de la vida, se
manifiesta que es lo que hace felices a cada ser y como cada uno estando en las
mismas circunstancias (un mar de lágrimas, por ejemplo) cada uno responderá
según su propia naturaleza.
Volviendo a las posturas ya mencionadas de Bertrand Russell respecto a
lo que es ser feliz, se nos presenta la variante de que no necesariamente en el
momento que vivimos se nos dará esa plenitud, hay que saber salir de los
escollos, de los sinsabores. Pasados los tragos amargos, es seguro que veremos cómo
llegar a circunstancias más satisfactorias. Exacto como lo fue haciendo Alicia.
Nunca nadie de estos personajes se mantiene en la perplejidad, así las
circunstancias sean de lo más adversas, todos procuran su dosis de trabajo para
nadar, correr o lo que sea necesario hacer y en particular Alicia que se vuelve
a aventurar sin más.
Las dosis de adversidad son inevitables.
El mundo que nos rodea tiene todo para despertar
un interés genuino en los otros congéneres, en todo lo que vemos, sentimos y
vivimos. la vida no solo está pasando como una película en las circunstancias
personales, es ahí donde está la madera del aprendizaje. Ya, con esta actitud
sabremos cómo enfrentar el mundo más allá y saber que nos corresponde y que no.
Saber desterrar los miedos, es un signo de
auténtica madurez y camino seguro a una paz más duradera.
El justo medio buscado por tantos congéneres
para llevar una vida medianamente controlable, no es opción para todos. Muchas
personas como Alicia desean mundos más desconocidos y se internan en las
búsquedas, que pueden ser materiales o espirituales. Esto tiene que ver con el
carácter, mas es algo que es muy importante aclarar, porque no podemos dejar de
lado intereses genuinos si esos mismos nos llevan a nuevos grados de felicidad
y que apostaran para la paz. En mi caso personal mi paz no estaría del todo
lograda, si yo no comprendo toda la cadena de la evolución del ser humano. Este
asunto me intrigó desde pequeña y los libros fueron apareciendo. Esos libros
son importantes para mí, y mientras en mi propia casa a algunos ni por asomo
eso les mueve el tapete, yo a mis más de seis décadas de vida sigo buscando ese
tipo de lectura.
Somos como somos, y nos respetamos para que nos
respeten.
Bertran Russell habla de la necesidad de un equilibrio
entre lo que nos esforzamos y entre lo que nos resignamos, solo el esfuerzo es
lo que nos lleva a la conquista de lo
que hemos elegido.
Lo que elegimos deseamos que realmente se
manifieste, y la vida nos irá enseñando que ese mismo camino elegido irá
sufriendo cambios, aunque el derrotero no cambie. La felicidad es ver claro el
camino, como vemos que le pasa a Alicia cuando de pronto así lo vive, entra a
una nueva puerta y aunque tenga que
lidiar con las búsquedas de llaves y
pasadizos ahí mismo, lo logra. Ella no sabe exactamente cómo lo hará, pero
su ingenio es maravilloso.
¿Podría decirse en un momento dado, que
podríamos ser felices aun sin haber conseguido lo que para nosotros significa
el éxito? yo creo que sí. Porque parte del éxito es el camino que logramos ir
aclarando.
Habremos de distinguir entre éxito personal y
éxito social. Cuando las personas se entregan en demasía a los logros de índole
social y están inmersas en las opiniones al respecto de las masas adyacentes,
pues de pronto nos puede llegar la adultez y preguntarnos en donde quedo el
logro personal. Y también si se exageran los logros solo personales, pues tal
vez uno mismo se dé cuenta que no habrá motivos reales para que los hechos se
hayan cumplido en ámbitos de lo que nos contiene que es lo social. Aquí sí que
hay que lograr el equilibrio de un justo medio.
Un ser que logra y disfruta asimismo de sus
logros, ya tiene éxito, y no tiene que enterar a todo dios de tal situación.
En occidente lo cuantioso del éxito material es
un indicador que muchos siguen. Se ha vuelto como el referente para hablar de
que alguien ha tenido éxito o no. A veces, la actividad que provee de medios no
es directamente proporcional a la satisfacción real.
Volviendo al concepto de resignación, esto no
necesariamente está ligado a claudicar, más bien se refiere a optar por
derroteros que no fueron visualizados, pero q que
de pronto se presentan como preferentes.
El ser sabio, de entrada, sabe que el buen
manejo de las emociones es necesario y no cae en las redes de desesperanzas
absurdas. Se aprende a manejar los contratiempos, hasta tal vez llegar a un
total cambio de planes, si eso fuera necesario.
Si lo que realizamos tiene los visos claros de
que puede estar haciendo un bien al grupo, y más aún a la humanidad entera, las
satisfacciones no tienen que ser relumbrantes. Es el caso de los científicos
que saben que sus aportes son valiosos, aunque no sean de relumbrón, y saben
dejar que ruede el mundo.
Desligarnos de las tiranías de la preocupación
es un arte, e implementa directamente para nuestra paz. (Continuará). MJ.
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