De la vida diaria.
Construir, Paz. (2)
Tener paz, no es
estar quieto.
Tener pacificada
la vida, es más bien tener claridad en el camino, en los objetivos. MJ
Comencé estos
textos relativos a reflexiones sobre la paz, enfocándose en uno de los aspectos
más prominentes que nos la pueden proporcionar: Los libros. Durante toda mi
vida desde los seis o siete años de edad me percate del valor de los libros y
estoy muy agradecida de que nunca me han faltado. El entorno familiar de mis
padres, más bien la casa familiar se prestó en mucho para esto, porque tuve
padres muy amantes de los libros y hubo de chile y de manteca, de dulce y de
todo sabor para leer. Cuando pude definir mis gustos personales y fui armando
mi propia biblioteca creo que al mismo tiempo comencé la construcción de mi
propia paz. Cada uno sabemos que es lo que nos la proporciona y es bello
recordar como en la infancia nos sentíamos seguros y felices con algunos
aspectos, esos mismos que nos dan la paz.
No todos necesitamos leer.
La lectura más bien es una afinidad que se crea
de pronto, mas además tiene que ver con la personalidad. Los libros que podamos
amar serán como mejores amigos. Si esto no nos sucede a todos, es normal, pero
si es bueno tenerlo presente por los seres que empiezan su vida y podemos ayudarlos
a descubrir sus centros de paz.
Los libros, pueden hacer mucho en nuestras
vidas, si sabemos cómo permitirles que su influjo nos llegue de la mejor
manera, con la mejor actitud.
Si no leemos, no pasa nada.
Más bien podríamos decir que pasa mucho, porque
es entonces cuando nos conviene definir qué es lo que en realidad habremos de
trabajar para construir desde nuestro centro rector, una paz de cada día, una
paz duradera y real.
Es tal vez redundante decir que lo que elegimos
en la vida es parte de nuestra personalidad y en este rubro habría que afirmar
que si descubrimos que es lo que nos mueve, ahí habremos de quedarnos y crecer.
Que no nos de pena y si mucha gloria poder decir que es lo que nos da sentido.
A veces a muchos de nosotros lo que nos hace vibrar y ser más felices es la
convivencia con otros seres, o en algunos casos he observado cómo las personas
que toman cursos de superación personal en cualquier materia humanística se
vuelven los seres más felices.
¿Está asociada la paz con la felicidad?
De entrada, podríamos decir que si, son como
correlativas, si estoy en el área de la felicidad es seguro que podremos
percibir los estados pacíficos y viceversa.
Cada uno de nosotros habremos de elegir el
camino.
El concepto de paz activa me llegó en la
adultez. siempre había relacionado la paz con quietud y me sorprendió mucho
saber que la mejor paz es la que se da en la acción, es decir mediante lo que
tenemos como objetivo, así como nuestras creencias de fondo son el asiento de
nuestra paz.
La paz, asociada al color naranja, sorprende a
muchos.
Este color es el color vigorizante del sol, es
el color que asociamos con fuerza y es por eso que también lo podemos asociar
con lo que percibimos que es dios. El dios de todos, que es el mismo, aunque
practiquemos advocaciones religiosas distintas.
Cuando pienso en nuestros ancestros saliendo de sus cuevas primitivas,
me encanta imaginar que tendrían una fuerza interior para salir a sobrevivir.
como antropóloga esto es lo más básico que me ha motivado a saber siempre más y
más sobre estos hombres que nos dieron asiento en el mundo y que gracias a
ellos y su fuerza de adaptación estamos todos hoy aquí.
Tal vez al poner los pies en campo abierto,
salir a buscar el sustento ahí en la pradera y cazar al animal que daría de
comer al grupo, no fuera precisamente la actitud más serena la que los
acompañase, pero estoy segura que si era la actitud más definida y clara.
Sobrevivir es lo más duro que ha vivido nuestra especie y podemos estar
orgullosos de que lo logramos.
Lo que a veces nos cuesta entender es cómo hemos
perdido esa imagen y creamos la belicosidad más absurda cuando ya se dice que
somos civilizados. la civilización, no lo olvidemos, no se mide por avances en
lo técnico, se mide por apertura de la conciencia y en ese camino estamos.
La verdadera paz está asociada a la fe que tengamos en nosotros mismos.
A esa actitud podremos tender y enseñar a los que vienen detrás que si es muy
importante el estado interior que mantenemos mientras interactuamos, mientras
creamos y mientras estamos activos.
Tener lo más clara posible la faena que estamos
enfrentando es básico.
Ya en la vida práctica, da mucha paz
llevar una agenda.
En lo personal la llevo aun escribiendo
manuscritamente y soy la más feliz, así me digan los miles de posibles factores
que pueden encontrarse en la agenda digital, lo mío no es eso, y lo defiendo a
capa y espada.
Los cazadores recolectores que nos precedieron
seguro tenían en mente su derrotero. Ya iban conociendo sus caminos y sabían
por dónde si, por donde no. Como siempre me dice mi hijo: - hay que ir por los
lados de la sabana que nos corresponden, y si los leones están en el centro o
donde quieran, pues es su privilegio, el nuestro es tener claro el camino a
seguir- yo se lo agradezco y me llena de felicidad saber que él, sabe.
En la convivencia podremos encontrar personas
con la mentalidad diametralmente opuesta a la nuestra, y lejos de ser
controversia, es una posibilidad de escuchar y crecer, ya sea aprendiendo
nuevas propuestas o refrendando las que nos habitan.
Cuando aprendemos de los libros que elegimos, es
seguro que regresaremos a ellos, exactamente igual que nos encanta volver a
encontrarnos con los seres que nos nutren de sabiduría y de cariño.
En 2010 (y ya escribiré esto en su momento) mi
esposo y yo decidimos dar una nueva lectura a nuestra relación y creamos un
nuevo ámbito de paz. Comprendimos que mucho de lo que nos ha hecho crecer es de
algunos autores compartidos que hemos leído, y tener claro que cada uno tenemos
nuestros derroteros de lecturas y nos las apoyamos. El me sorprende mucho con
libros de antropología que encuentra y me regala, y lo mismo hago yo cuando veo
autores de su interés, que jamás leeré yo misma.
He visitado mucho Campeche (haré alguna reseña
un día de estos) Y hoy viene a colación porque es muy necesario descubrir los
lugares que nos produzcan relax y sosiego. La biblioteca Campeche en lo
personal me ha dado mucho, porque desde sus ventanales se observa el centro
histórico con las torres de la catedral, el kiosco de las palomas y el ir y
venir de la gente. Ahí, desde su ventanal de cristales amplios he escrito
mucho.
Varias definiciones de paz nos dan el diccionario de la Real Academia de
la Lengua Española, aunque ninguna es específica de la paz activa. Esto es tal
vez un concepto que deriva de los otros aspectos que la humanidad ha encontrado
para poder lograr serenidad.
Es un hecho que somos limitados, aceptarlo nos
da una buena dosis de paz, nos permite no exigirnos de más.
Parte de la paz activa tiene todo que ver con la
claridad de los límites que nos circundan y los que pretendemos. ya hemos
hablado que espectar en demasía no lleva a nada bueno, y mucho menos a la paz.
Pretender en demasía, podría parecer un gran
acierto, mas habremos de revisar qué tanto vale, acordémonos que lo parece
mejor puede llevarnos a estados inciertos y falaces, que solo nos den
inquietudes falsas.
El diccionario da una simple definición de
entrada:
Paz, es una situación en la que no existe lucha
armada.
Si la lucha armada la tenemos con nosotros
mismos, o se refiere a los asuntos del orbe, no lo aclara, pero nos queda claro
que se refiere a la situación mundial.
Y nos da otra:
Situación de armonía entre las personas.
Este aspecto de
la paz activa lo aprendí de cursos y momentos de retiros con un grupo conocido
como Brahma Kumaris. Tanto mi esposo como yo estuvimos en contacto un lapso de
tiempo con ellos a invitación de una querida amiga que los trajo a la ciudad y
tuvimos la ventura de conocerlos. Gente que cree en su camino de luz y quiere
hacer todo lo posible por iluminar a muchos. Los cauces a veces tienen fin, y
así fue para nosotros que solo convivimos un poco de tiempo con ellos, pero las
enseñanzas fueron geniales. Una espiritualidad bien vivida, con buenas
prácticas en la vida de cada día. Aprendimos a meditar como Dios manda y a estar en paz cuanto sea posible aun en los
momentos más intrincados de la acción. (Continuará) MJ.
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