lunes, 24 de abril de 2023

 

D.L.V.D. Construir, Paz. (5)     

                                    Los que tienen prisa, nunca llegan a tiempo. Proverbio Zen.

 

                                                   En el cuento de Alicia en el país de las maravillas, el conejo que Alicia ve pasar, lleva prisa. A ella, eso mismo le llama la atención y no es por otra razón que esa manera de fijarse que tienen los niños, de los modos de los adultos.  Sentirnos a veces con prisa, y correr correr y correr, nos hace creer que en verdad no tenemos tiempo suficiente, cuando una premisa pacifica para promover la paz en general, es saber que siempre hay tiempo y siempre lo habrá. Un postulado muy valioso del Zen es eso mismo: saber el valor real del tiempo, de esa temporalidad que se nos otorga y que cada uno habremos de utilizar según percibamos la realidad. Alicia nos enseña mucho con sus percepciones, mas ahora que analizo con más detenimiento y les comparto lo que voy encontrando en ese valioso texto de Carroll, me queda claro que en verdad más que para niños, es para que como adultos nos podamos reencontrar con nuestros mejores pensares y compartir en forma más fácil y amena con los críos a quienes les podemos leer y motivar, volver a disfrutar con ellos.

La vida en ese país inventado es un asunto que se presenta como tergiversado, en verdad a veces como de cabeza y es la actitud de la niña por comprender mejor, quien desarrolla el discernimiento. Acción muy asertiva ligada a la paz interior para depurar y entender. En estas épocas que reviso me doy cuenta cuanto fui aprendiendo de esta acción, que también va muy ligada a poder descartar sin pena ni gloria todo lo que no forma parte del plan creativo de vida que nos hemos propuesto, hacer lo que más nos conviene sin temor, porque no siempre es una acción descabellada lo conveniente, aunque las doctrinas nos digan a veces, que lo más importante es el prójimo. Nunca se puede dar la mano al prójimo si no comprendemos que el primer prójimo somos nosotros mismos, tendernos la mano es lo más digno que hay, y eso es lo que se nos pide, quien no se tiene a sí mismo, no tiene de donde tomar para poder dar.

Casi siempre las relecturas resultan con nueva mirada, eso mismo es lo que hoy comparto del texto de Carroll, y ya viendo con más atención qué es lo que propone este cuento tan maravilloso, encontramos discernimientos muy plausibles para poder proponer a los críos que puedan leer los cuentos en compañía y proponerlo a los más cercanos a la adolescencia, para que lo hagan con una mirada más personal. El niño que no aprende a pensar, siempre estará atado a otra persona. Así pues, vemos como Alicia se hace la pregunta ¿Es que los gatos comen murciélagos? ¿O será que los murciélagos podrían comerse un gato? Este tipo de preguntas son las que despiertan la imaginación y abren nuevos mundos, parecen las preguntas más triviales y en verdad no lo son cuando de una imaginación pura y clara se trata. Esta niña del cuento, que ha caído en un mundo que pretende llevarla al lugar maravilloso que ella espera, tiene que cuestionarse y así mismo llegar y abrir la puerta correcta.

Las llaves vivenciales nos las van proporcionando las trivialidades de la vida misma de cada día, conforme las experiencias son utilizadas para crecer, para detenernos por momentos y ver mejor, llevar una continuidad propositiva. Así se dan los resquicios con su propia luz.

Van apareciendo los personajes y no es tarea tan sencilla comprender para que están unidos unos con otros, qué esperar de cada cual, exacto como sucede en la comedia humana cuando a veces no sabemos ni porqué desembocamos en un sitio y cuál es nuestra misión ahí.

El espíritu apacible y pacifico es el camino para percibir que todo puede ser posible, y a partir de ahí elegir las posibilidades reales, no todos los caminos llevan a Roma.

Al llegar a puntos clave, en las vivencias se requiere de especial percepción. El camino del zen nos habla mucho de estar atentos, A veces llegamos, pero no estamos con los elementos necesarios para ese momento, y habrá que saber esperar.

¿Qué es lo que nos ayuda a tener todo en el momento concreto y poder realizar con máxima ventura la acción que percibimos como asertiva? Sabernos serenar. En lo mas intrincado de la batalla diaria, hay que ver con ojos serenos. A veces está tan interconectado lo que tenemos entre manos, que hasta se nos puede dificultar la forma de comunicarnos. No siempre podremos dar entrada a la tristeza con el potencial del bien que trae, a veces los acontecimientos nos piden primero presencia de ánimo y luego saber vivir las tristezas con buen sentido. Lo triste es de los sentimientos más nobles y más validos en la vida de cada ser humano y está vinculado al personaje del duelo que hay que dejar pasar y permitirle sentarse junto a nosotros. Vivir adecuadamente los duelos es una necesidad totalmente reivindicadora para poder volver a pensar claro.

El conejo blanco en el texto de Carroll es la ejemplificación de un tipo de madurez. Con sus estructuras a veces muy rígidas, se nos presenta como la sensatez, que a veces más le valiera no serlo tanto.  Observar el camino de los cambios necesarios, requiere fluidez. Si hay que estar en lo que estamos (como también nos dice el Zen). Alerta no significa tensionar, significa ms bien pacificar.

Puede ocurrir que de pronto nos desconozcamos a nosotros mismos, algo así como que nos asombre el propio modo de responder y actuar, mas hay que recordar que a veces las circunstancias son más inquisitivas y que la claridad depende de uno mismo. Vale la pena saber hacer altos, volver a mirar con detenimiento y continuar. Si se presentan lágrimas, solo tener el cuidado de que éstas no nos ahoguen y nos produzcan más pesar del necesario, nuestras propias trampas a veces nos pueden atrapar y volvernos un poco más oscura la escena. Hablarnos a nosotros mismos. De pronto pueden aparecer creaturas muy curiosas que habremos de aprender a valorar. Los niños que nos rodean son grandes maestros, ellos se desempeñan siempre con su propio ritmo tan personal que se hacen maestros del adulto.

Sentirnos de momento desanimados es normal. Alicia sabía que aun con todo lo que había crecido tendría que volver a ser ella misma y se tenía paciencia. Hoy día se habla mucho de observar nuestros sentimientos y emociones y es algo muy necesario. La parte estructurada de cada ser, siempre retoma las riendas y nos llevará al sitio mejor. Nuestra zona de confort es parte importante mas no es constante y puede cambiar bruscamente, si hemos practicado los estados de paz, sabremos recobrarnos mucho mejor.

Alicia, en verdad lo que vivió es un sueño. Nosotros podremos encontrarnos con vicisitudes reales contantes y sonantes, mas siendo observadores y viendo como otros logran salir airosos, lo lograremos siempre también nosotros mismos. Cuidado con el ánimo pesimista, nos puede confundir el camino a seguir.

Hacer de nuestro ser personal una resonancia pacifica es trabajo de cada momento, de cada día.

Y continua el relato: - La oruga y Alicia se estuvieron mirando un rato en silencio- Así es, mirar en silencio, ¡qué sabia acción! Para saber, antes hay que saber mirar.

Y, antes de desear algo, hay que saber que tanto nos conviene o si eso mismo nos robará la paz.

Y, si entramos al lugar seguro es probable que nos encontremos con… ¡Un gato de enorme sonrisa!

Si, de pronto cuando nuestro estado es el apropiado, es seguro que veamos más cosas positivas que negativas, las personas se ocuparán de sus asuntos y sin entrometerse en los de los demás, seguro serán más felices. El gato sonriente le dio confianza a Alicia y hasta llego a preguntarle qué camino le convenia tomar. Es un hecho irrevocable que los gatos son grandes maestros, y quien tiene uno en casa sabe que solo su presencia propicia un estado de paz. En lo personal, cada semana baño a mi gato, es una limpieza que comienza quitándole todo el pelaje que le sobra y de ahí pasamos a un baño de espuma que no le moja demasiado y le deja limpio y más que nada muy feliz, y esa felicidad se hace extensiva a mi persona. A veces me pregunto si además le deja ¿mas sonriente? en verdad nunca he visto sonreír a mi gato, mas tampoco es gruñón y jamás se apura por nada. Si tiene que darse unas buenas horas de descanso no hay nadie que le supere en estas lides, y sus salidas solo son las necesarias. A pesar de que el gato del cuento no decía cosas muy coherentes, Alicia confió en él por su enorme sonrisa.

Las partes de las incoherencias en el banquete que en los siguientes capítulos del texto se da, son maravillosas para aprender a observar que no pasa nada ante tanta incongruencia y hasta la falta de lógica en la vida real, si sabemos dar el enfoque. Acertijos que a veces no tienen respuestas, personas que nos desconciertan con sus modos, historias intrincadas que nos hacen el día más ruin, y a veces hasta nos dan ganas de levantarnos e irnos cuando en algunos lugares percibimos que nada bueno se está tratando, pero nada de esto debe robarnos la paz.

Alicia sabía que volvería de un modo u otro a su realidad y a ser ella misma. Al niño a quien se le comparta la historia de Alicia, habría que ponerle en antecedentes de que estamos ante un asunto de imaginación y al llegar al final poder decirle que Alicia en realidad soñaba y que volvió a casa con sus hermanas sin más.

Es verdad que a veces todo sale al revés, pero si tenemos la fe bien estacionada en la mente, en el alma todo volverá a su sentido mejor y más claro.

                                                         Si nos tomamos el tiempo para revisar algunos de los textos que leímos de niños y decidimos dar con ellos para compartirlos con algunos críos que sean parte de nuestro entorno, es seguro que estaremos haciendo un gran bien a ellos y a nosotros mismos. Es una buena manera de crear empatía, cercanía, fomentar el amor a la lectura y ni que decir implementar para la paz de todos.

Con las lecturas a veces puede pasar que sintamos que es tiempo que no es productivo, esto sucede por el tipo de sociedad que se ha creado en la que todo parece que debe de producir algo contante y sonante y si esto no se da pareciera que el tiempo se desvanece sin más, mas podemos estar seguros que el bien que hacen las lecturas perdurará para siempre y es transformador.

                                                      En lo personal, los libros de la apoca de mi adolescencia se multiplicaron. Mi padre se esmeró en abrir su biblioteca y mi madre en recomendar más. Es la época en la que se definen preferencias y en mi caso tenía claro un interés por todos los asuntos de nuestra especie, el comportamiento humano y la Antropología fue haciéndose presente. Conocí a un autor norteamericano que escribió relatos breves de aventuras, y hasta hoy le leo con interés, como un clásico de la literatura, Jack London cuyo nombre real es John Griffith, nacido en 1876, y conocí su obra cien años después, y aun está vigente, muy recomendable para jóvenes que quieren disfrutar de relatos cortos y muy humanos. El libro más conocido es -La llamada de la selva- la historia de un perro que al final de una vida llena de contratiempos decide volver a adentrarse en el pasado de sus ancestros los lobos y no volver a la civilización. Variados autores de la Literatura universal pasaron por mis manos, como lo son Giovanni Papini con Gog, así como varios tomos de Taylor Caldwell, entre otros, mas lo importante es poder saber que rumbo tomarán las lecturas y adentrarnos en eso, ya los jóvenes de ambos sexos están siendo claros en sus derroteros universitarios y es ahí donde seguramente las lecturas de su interés darán los caminos. La ciencia, que es tan necesaria hoy día nos presenta cada vez más posibilidades en su modalidad de divulgación por lo que cualquier tema es accesible y fácil. Los libros electrónicos están dando un enorme cauce a las lecturas de hoy.

Leer, es sin duda alguna un asunto que nos hace proclives a tener un espíritu pacifico. Ya la Antropología ha dejado claro que la especie, nuestra especie el homo sapiens sapiens no es violento por naturaleza, por lo que a cada uno de nosotros nos corresponde demostrarlo en cada vivencia y en cada paso. Si existe la violencia, es por un mal entendimiento de la especie, por no decir una total ignorancia de los seres que somos. Es verdad que a veces el dolor nos ciega, nos molesta mucho ser víctimas de la violencia, mas los caminos para erradicarla nos están en la destrucción, ni en la respuesta visceral, están en una renovada percepción total del mundo y para eso se necesita mucho mas que buena voluntad, es necesario reaprender, desaprender y esforzarnos cada día desde la trinchera que nos ha tocado vivir. (Continuara). MJ

 

 

 

 

 

 

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