D.L.V.D. Construir, Paz. (5)
Los que tienen prisa, nunca llegan a tiempo.
Proverbio Zen.
En el cuento de Alicia en el país de las maravillas, el conejo que Alicia
ve pasar, lleva prisa. A ella, eso mismo le llama la atención y no es por otra
razón que esa manera de fijarse que tienen los niños, de los modos de los
adultos. Sentirnos a veces con prisa, y
correr correr y correr, nos hace creer que en verdad no tenemos tiempo
suficiente, cuando una premisa pacifica para promover la paz en general, es
saber que siempre hay tiempo y siempre lo habrá. Un postulado muy valioso del
Zen es eso mismo: saber el valor real del tiempo, de esa temporalidad que se
nos otorga y que cada uno habremos de utilizar según percibamos la realidad.
Alicia nos enseña mucho con sus percepciones, mas ahora que analizo con más detenimiento
y les comparto lo que voy encontrando en ese valioso texto de Carroll, me queda
claro que en verdad más que para niños, es para que como adultos nos podamos
reencontrar con nuestros mejores pensares y compartir en forma más fácil y
amena con los críos a quienes les podemos leer y motivar, volver a disfrutar
con ellos.
La vida en ese país inventado es un asunto que se
presenta como tergiversado, en verdad a veces como de cabeza y es la actitud de
la niña por comprender mejor, quien desarrolla el discernimiento. Acción muy
asertiva ligada a la paz interior para depurar y entender. En estas épocas que
reviso me doy cuenta cuanto fui aprendiendo de esta acción, que también va muy
ligada a poder descartar sin pena ni gloria todo lo que no forma parte del plan
creativo de vida que nos hemos propuesto, hacer lo que más nos conviene sin
temor, porque no siempre es una acción descabellada lo conveniente, aunque las
doctrinas nos digan a veces, que lo más importante es el prójimo. Nunca se
puede dar la mano al prójimo si no comprendemos que el primer prójimo somos
nosotros mismos, tendernos la mano es lo más digno que hay, y eso es lo que se
nos pide, quien no se tiene a sí mismo, no tiene de donde tomar para poder dar.
Casi siempre las relecturas resultan con nueva mirada,
eso mismo es lo que hoy comparto del texto de Carroll, y ya viendo con más
atención qué es lo que propone este cuento tan maravilloso, encontramos
discernimientos muy plausibles para poder proponer a los críos que puedan leer
los cuentos en compañía y proponerlo a los más cercanos a la adolescencia, para
que lo hagan con una mirada más personal. El niño que no aprende a pensar,
siempre estará atado a otra persona. Así pues, vemos como Alicia se hace la
pregunta ¿Es que los gatos comen murciélagos? ¿O será que los murciélagos
podrían comerse un gato? Este tipo de preguntas son las que despiertan la
imaginación y abren nuevos mundos, parecen las preguntas más triviales y en
verdad no lo son cuando de una imaginación pura y clara se trata. Esta niña del
cuento, que ha caído en un mundo que pretende llevarla al lugar maravilloso que
ella espera, tiene que cuestionarse y así mismo llegar y abrir la puerta
correcta.
Las llaves vivenciales nos las van proporcionando las
trivialidades de la vida misma de cada día, conforme las experiencias son
utilizadas para crecer, para detenernos por momentos y ver mejor, llevar una
continuidad propositiva. Así se dan los resquicios con su propia luz.
Van apareciendo los personajes y no es tarea tan sencilla
comprender para que están unidos unos con otros, qué esperar de cada cual,
exacto como sucede en la comedia humana cuando a veces no sabemos ni porqué
desembocamos en un sitio y cuál es nuestra misión ahí.
El espíritu apacible y pacifico es el camino para
percibir que todo puede ser posible, y a partir de ahí elegir las posibilidades
reales, no todos los caminos llevan a Roma.
Al llegar a puntos clave, en las vivencias se requiere de
especial percepción. El camino del zen nos habla mucho de estar atentos, A
veces llegamos, pero no estamos con los elementos necesarios para ese momento,
y habrá que saber esperar.
¿Qué es lo que nos ayuda a tener todo en el momento
concreto y poder realizar con máxima ventura la acción que percibimos como
asertiva? Sabernos serenar. En lo mas intrincado de la batalla diaria, hay que
ver con ojos serenos. A veces está tan interconectado lo que tenemos entre
manos, que hasta se nos puede dificultar la forma de comunicarnos. No siempre
podremos dar entrada a la tristeza con el potencial del bien que trae, a veces
los acontecimientos nos piden primero presencia de ánimo y luego saber vivir
las tristezas con buen sentido. Lo triste es de los sentimientos más nobles y más
validos en la vida de cada ser humano y está vinculado al personaje del duelo
que hay que dejar pasar y permitirle sentarse junto a nosotros. Vivir
adecuadamente los duelos es una necesidad totalmente reivindicadora para poder
volver a pensar claro.
El conejo blanco en el texto de Carroll es la
ejemplificación de un tipo de madurez. Con sus estructuras a veces muy rígidas,
se nos presenta como la sensatez, que a veces más le valiera no serlo tanto. Observar el camino de los cambios necesarios,
requiere fluidez. Si hay que estar en lo que estamos (como también nos dice el Zen).
Alerta no significa tensionar, significa ms bien pacificar.
Puede ocurrir que de pronto nos desconozcamos a nosotros
mismos, algo así como que nos asombre el propio modo de responder y actuar, mas
hay que recordar que a veces las circunstancias son más inquisitivas y que la
claridad depende de uno mismo. Vale la pena saber hacer altos, volver a mirar
con detenimiento y continuar. Si se presentan lágrimas, solo tener el cuidado
de que éstas no nos ahoguen y nos produzcan más pesar del necesario, nuestras
propias trampas a veces nos pueden atrapar y volvernos un poco más oscura la
escena. Hablarnos a nosotros mismos. De pronto pueden aparecer creaturas muy
curiosas que habremos de aprender a valorar. Los niños que nos rodean son
grandes maestros, ellos se desempeñan siempre con su propio ritmo tan personal
que se hacen maestros del adulto.
Sentirnos de momento desanimados es normal. Alicia sabía
que aun con todo lo que había crecido tendría que volver a ser ella
misma y se tenía paciencia. Hoy día se habla mucho de observar nuestros
sentimientos y emociones y es algo muy necesario. La parte estructurada de cada
ser, siempre retoma las riendas y nos llevará al sitio mejor. Nuestra zona de
confort es parte importante mas no es constante y puede cambiar bruscamente, si
hemos practicado los estados de paz, sabremos recobrarnos mucho mejor.
Alicia, en verdad lo que vivió es un sueño. Nosotros
podremos encontrarnos con vicisitudes reales contantes y sonantes, mas siendo
observadores y viendo como otros logran salir airosos, lo lograremos siempre
también nosotros mismos. Cuidado con el ánimo pesimista, nos puede confundir el
camino a seguir.
Hacer de nuestro ser personal una resonancia pacifica es
trabajo de cada momento, de cada día.
Y continua el relato: - La oruga y Alicia se estuvieron
mirando un rato en silencio- Así es, mirar en silencio, ¡qué sabia acción! Para
saber, antes hay que saber mirar.
Y, antes de desear algo, hay que saber que tanto nos
conviene o si eso mismo nos robará la paz.
Y, si entramos al lugar seguro es probable que nos
encontremos con… ¡Un gato de enorme sonrisa!
Si, de pronto cuando nuestro estado es el apropiado, es
seguro que veamos más cosas positivas que negativas, las personas se ocuparán
de sus asuntos y sin entrometerse en los de los demás, seguro serán más felices.
El gato sonriente le dio confianza a Alicia y hasta llego a preguntarle qué
camino le convenia tomar. Es un hecho irrevocable que los gatos son grandes
maestros, y quien tiene uno en casa sabe que solo su presencia propicia un
estado de paz. En lo personal, cada semana baño a mi gato, es una limpieza que comienza
quitándole todo el pelaje que le sobra y de ahí pasamos a un baño de espuma que
no le moja demasiado y le deja limpio y más que nada muy feliz, y esa felicidad
se hace extensiva a mi persona. A veces me pregunto si además le deja ¿mas sonriente?
en verdad nunca he visto sonreír a mi gato, mas tampoco es gruñón y jamás se
apura por nada. Si tiene que darse unas buenas horas de descanso no hay nadie
que le supere en estas lides, y sus salidas solo son las necesarias. A pesar de
que el gato del cuento no decía cosas muy coherentes, Alicia confió en él por
su enorme sonrisa.
Las partes de las incoherencias en el banquete que en los
siguientes capítulos del texto se da, son maravillosas para aprender a observar
que no pasa nada ante tanta incongruencia y hasta la falta de lógica en la vida
real, si sabemos dar el enfoque. Acertijos que a veces no tienen respuestas,
personas que nos desconciertan con sus modos, historias intrincadas que nos
hacen el día más ruin, y a veces hasta nos dan ganas de levantarnos e irnos
cuando en algunos lugares percibimos que nada bueno se está tratando, pero nada
de esto debe robarnos la paz.
Alicia sabía que volvería de un modo u otro a su realidad
y a ser ella misma. Al niño a quien se le comparta la historia de Alicia,
habría que ponerle en antecedentes de que estamos ante un asunto de imaginación
y al llegar al final poder decirle que Alicia en realidad soñaba y que volvió a
casa con sus hermanas sin más.
Es verdad que a veces todo sale al revés, pero si tenemos
la fe bien estacionada en la mente, en el alma todo volverá a su sentido mejor
y más claro.
Si nos tomamos el tiempo para revisar algunos de los textos que leímos
de niños y decidimos dar con ellos para compartirlos con algunos críos que sean
parte de nuestro entorno, es seguro que estaremos haciendo un gran bien a ellos
y a nosotros mismos. Es una buena manera de crear empatía, cercanía, fomentar
el amor a la lectura y ni que decir implementar para la paz de todos.
Con las lecturas a veces puede pasar que sintamos que es
tiempo que no es productivo, esto sucede por el tipo de sociedad que se ha
creado en la que todo parece que debe de producir algo contante y sonante y si
esto no se da pareciera que el tiempo se desvanece sin más, mas podemos estar
seguros que el bien que hacen las lecturas perdurará para siempre y es
transformador.
En lo personal, los libros de la apoca de mi adolescencia se
multiplicaron. Mi padre se esmeró en abrir su biblioteca y mi madre en
recomendar más. Es la época en la que se definen preferencias y en mi caso
tenía claro un interés por todos los asuntos de nuestra especie, el
comportamiento humano y la Antropología fue haciéndose presente. Conocí a un
autor norteamericano que escribió relatos breves de aventuras, y hasta hoy le
leo con interés, como un clásico de la literatura, Jack London cuyo nombre real
es John Griffith, nacido en 1876, y conocí su obra cien años después, y aun está
vigente, muy recomendable para jóvenes que quieren disfrutar de relatos cortos
y muy humanos. El libro más conocido es -La llamada de la selva- la historia de
un perro que al final de una vida llena de contratiempos decide volver a
adentrarse en el pasado de sus ancestros los lobos y no volver a la
civilización. Variados autores de la Literatura universal pasaron por mis
manos, como lo son Giovanni Papini con Gog, así como varios tomos de Taylor Caldwell,
entre otros, mas lo importante es poder saber que rumbo tomarán las lecturas y
adentrarnos en eso, ya los jóvenes de ambos sexos están siendo claros en sus
derroteros universitarios y es ahí donde seguramente las lecturas de su interés
darán los caminos. La ciencia, que es tan necesaria hoy día nos presenta cada
vez más posibilidades en su modalidad de divulgación por lo que cualquier tema
es accesible y fácil. Los libros electrónicos están dando un enorme cauce a las
lecturas de hoy.
Leer, es sin duda alguna un asunto que nos hace proclives
a tener un espíritu pacifico. Ya la Antropología ha dejado claro que la
especie, nuestra especie el homo sapiens sapiens no es violento por naturaleza,
por lo que a cada uno de nosotros nos corresponde demostrarlo en cada vivencia
y en cada paso. Si existe la violencia, es por un mal entendimiento de la
especie, por no decir una total ignorancia de los seres que somos. Es verdad
que a veces el dolor nos ciega, nos molesta mucho ser víctimas de la violencia,
mas los caminos para erradicarla nos están en la destrucción, ni en la
respuesta visceral, están en una renovada percepción total del mundo y para eso
se necesita mucho mas que buena voluntad, es necesario reaprender, desaprender
y esforzarnos cada día desde la trinchera que nos ha tocado vivir. (Continuara).
MJ
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