De la vida diaria.
Colores del día a día (14)
La acepción
dinámica del concepto cambiar implica renovar,
y abarca todo.
Se asocia también a la palabra transfigurar.
Todo está cambiando y debemos aceptarlo para comprender mejor. MJ
El color que trataremos en este texto es
el Violeta. Transfigurar según nos dice la Real Academia:
-Hacer cambiar de figura o aspecto a alguien o a
algo.-
Se entiende claro, Se percibe fácil, mas no
siempre lo es. Comprender que los cambios llegan y habremos de asumirlos es
todo un proceso, más bien a veces se dan por partes y paulatinamente, otras
veces llegan de momento y eso nos puede causar confusión, pesar y hasta dolor.
El violeta en todos los tonos que conlleva, va
desde el lila y los morados/rojizos.
Este color en sus variantes con más coloración en rojo nos habla de cambios
emotivos, en los que habrá que tener en cuenta los sentimientos.
Todas las tradiciones históricas estudiadas por
los profesionales de la cultura y la historia humana están interesadas en los
cambios que se han dado a través del tiempo. Este interés no es meramente
informativo o porque resulte
interesante, conlleva también la intención de conocer qué hechos o fenómenos
han propiciado el cambio y para qué. Las
eras de la humanidad se han visto determinadas por ciertos cambios que han dado
pie a la evolución. Algunos momentos históricos terminan cerrados (como por
ejemplo las edades de la piedra, luego las del hierro, etc.) mas permean con
conocimiento, mismo que da pie a la transformación. En nuestra era prevalece la
tecnología avanzada, que ha sido maravillosa, mas a la vez nos ha propiciado un
cierto grado de alejamiento con la parte humana del ser. La nueva etapa
histórica de la especie necesita recuperar ese sentido humano, para que todo el
conocimiento aporte bienestar y no nos desligue y aleje entre nosotros como
seres humanos. Los cambios están yendo en el sentido de que las interacciones
serán precisas. A más precisión, mayor efectividad en los intercambios.
Algunas veces para poder aceptar los procesos
nos viene bien nombrarlos con palabras más exactas en su expresión, es decir,
afinando el tono para que nos sea más llevadero lo que se está cambiando. Es un
hecho que como seres humanos en las primeras etapas de la evolución como
especie, los cambios fueron muy drásticos y se dice muchísimo en toda la
ciencia social, histórica y en
particular en los estudiosos de los procesos culturales y sus cambios que lo
que más ayudó a la especie fue el poder de adaptación. Ser adaptativos ha sido nuestra mayor proeza, es lo que nos
ha permitido llegar exactamente hasta donde estamos parados hoy día.
El exceso de expectativa, nos hace tener ideas
prefijadas en la mente que no nos permiten estar abiertos a lo mejor. He
escuchado muchísimo la frase: -Lo mejor,
es enemigo de lo bueno-y para
este caso que planteamos no comulga con lo que estamos analizando, porque habrá
muchas cosas mejores aunque a veces estemos en una buena zona de confort.
También la pérdida de la serenidad se debe a estar demasiado expectantes, es
mediocre estar esperando de más, pero un
buen cambio no es lo demás, es
tener claro lo necesario y propiciar, así
nos traerá mucho de bien.
La vida, se va tomando como va viniendo, y es
ahí mismo en donde se ubican los cambios más necesarios. A veces sentimos que
se esfuma lo que amamos, porque nos acostumbramos de más a estar en una forma
tal, que si la vemos desaparecer creemos que es muy difícil continuar. Apreciar
las sorpresas es necesario, éstas van dejando muy buen sabor cuando un
sentimiento de renovación nos acompaña.
Tener cuidado que los trabajos que realizamos no
sean para llenar vacíos, sino para implementar mejoras de fondo en lo que
somos.
La vida es una oportunidad única que se nos
brinda para crecer, si no encontramos el camino de nuestra implementación
personal luego podremos pagar muy cara la factura. El destino no se busca, se
construye de a poco y con miras flexibles.
La
discrepancia es vivir con unas ideas y afrontar la vida con otras, esto no nos
permite estar bien preparados para los cambios.
Cuando escribía esto, en mis reseñas de vida me
topé con un incidente tremendo que me produjo bastante estrés. Se estaba
haciendo un arreglo de las ventanas cercanas a mi cuarto y por alguna razón a
una le faltaba la tela de alambre. Una tarde ya oscureciendo, decidí abrirla
para que la brisa del norte entrase completa, y lo que llegó con esa agradable
ventisca, fue un murciélago despistado que aterrizó en mi cara. Era una época
en que los rumbos de casa estaban mucho más despoblados, los montes bajos eran
visibles desde las ventanas. Ese visitante inesperado de momento pegó en mí y
cayó al suelo, quedó paralizado. No sé quién se paralizó más, si él o yo misma,
y con cuidado lo tomé con una pequeña toalla y lo pusimos en una caja, tenía
que ser analizado por aquello de la transmisión de la rabia ya que yo tenía un
pequeño rasguño en la piel. Un vecino
veterinario me indicó el sitio, y al llegar
me fui enterando que es bastante común en estos animales, la urbanización suele
despistarlos y desorientados ya no saben si van o vienen. Al final del análisis
que se realizó en un centro especializado y con personas amables y gentiles en
todo momento, se me explicó que ocurren en áreas muy cercanas al campo, en particular no transmiten la rabia porque
solo se alimentan de frutos. En fin, la
experiencia fue de susto y prueba superada.
La vida nos puede cambiar en un segundo, estar
preparados a veces es pedirnos demasiado, mas al saber que estas cosas pasan
nos pone en un predicamento mucho más llevadero.
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