D.L.V.D. Construir, Paz (4)
Es porque el
mundo está en guerra que tu paz es tan necesaria. Robert Holden.
No sé qué
tanto les haya sucedido a ustedes lo siguiente que les voy a comentar, en lo
personal me sucede muchísimo que exactamente de los temas que me interesan en
un momento dado, o de algún texto que yo este leyendo, de pronto comienzan a
aparecer otros materiales relativos al tema, que complementan o que dan nuevos sentidos.
Es muy interesante observar este fenómeno y no dejarlo pasar, porque según lo
interpreto yo misma, se da porque es como ir atrayendo asuntos de nuestro
interés y la conciencia se nos abre. A veces no entendemos bien a bien que
quiere decir eso que tanto se escucha hoy día de que la conciencia hay que
abrirla o que se están abriendo las conciencias, y este aspecto que comento en
este momento siento que va por ahí. De pronto también podríamos percibir cómo
lo que vivimos se va armonizando y toda cuaja como un buen flan, como que todo
se cuadra a nuestro favor, y aunque no sea realmente a nuestro favor en la
realidad, lo que vivimos lo vamos percibiendo como un asunto que implementa y
da sentidos renovados. Todo el tiempo nos estamos renovando. Así es como, esta
mañana que abrí el celular, el pensamiento sobre la paz con el que inicio hoy,
me llamo mucho la atención para bien (forma parte de un poema más amplio) me di
cuenta que tan importante es tener mucho más claro, que es lo que tenemos que
ver con la paz mundial. De entrada, es la paz mundial algo muy diferente en
dinámica y fundamento a lo que podría ser la paz personal, pero ligadas están y
en mucho. A veces cuesta trabajo comprender estas ligaduras e interconexiones
de hechos y acciones, pero no hay la menor duda de que si implementamos para la
paz personal estamos dando un respiro muy real y valido al mundo entero. Ya lo
hemos mencionado, y vale la pena recordar: Todos somos uno, aunque por momentos
nos cueste entender.
Regresando más concretamente al redil del texto que hoy nos ocupa,
habremos de tener claro la importancia de lo que a cada uno de nosotros nos es
necesario para tener paz. A muchos nos encantaría decir que compartimos algunas
actitudes o acciones, pero no es tanto por ahí lo que importa (aunque nos encante
saber que otros son como nosotros) sino lo más importante es que en verdad
hagamos el esfuerzo de saber qué nos mueve personalmente.
Volviendo a lo de los libros, les continuo el relato de
mi propio derrotero, ese amor a los encuadernados de papel me ha acompañado
largo tiempo. En esas revisiones de mi propio librero (hay un lugar muy
especial para los libros de la niñez) de pronto sentí un vuelco de emoción y
tome uno de canto amarillo, luce viejo y que por él ha pasado el tiempo, era de
cuando yo tenía unos 11 (once)años de edad, y volver a revivir como ese pequeño
libro llego a mí, me transporto a muchos años atrás. Algunas veces los libros
los pudimos haber recibido de regalo en un cumpleaños, o tal vez fue una compra
de pasadita por el stand de los libros de un supermercado, que se yo. Al
observarlo bien, me di cuenta que es una versión de -The marvelous Land of Oz-
del autor Frank Baum. y me llego en un momento singular. Era la primera vez que
estaría lejos de casa sola, aunque con muchas niñas de mi edad y de variadas
edades, me enviaban a un bello lugar en el campo, un campamento de verano en
donde viviría muchos buenos momentos dos largos meses, en las montañas Adirondack.
Estuve ahí dos veranos completos y hoy me queda claro que ese desprendernos de
los adultos a veces les cuesta más a ellos que a los críos. Antes de tomar el
vuelo en el aeropuerto de Nueva York la persona que me organizo toda la partida
(la hermana mayor de mi padre, quien prácticamente vivía ahí) decidió que yo
necesitaba unos libros en inglés que fueran apropiados para mi edad. El día
anterior a mi partida, como despedida me llevaron al teatro, ella y sus amigas.
Había gran entusiasmo entre ellas y caminábamos felices por el rumbo de la
Quinta Avenida cuando de pronto ¡Una librería! (no creo que mi tía fuese una
gran lectora, sus caminos eran otros) y percibí el gusto para entrar ahí y
encontrar el texto que me ayudase a sentirme acompañada en mi primera soledad
total de familia.
Poder aprender un
poco más de inglés leyendo, ¡muy buena idea!, las tres mujeres gozaron el
momento y pasados más de 50 (cincuenta) años ya, lo volví a revivir como si
fuese ayer. Me sentí agradecida, aun sin congeniar del todo con esa persona que
me acogió y que a veces he de reconocer como que me parecía de un carácter
insoportable por momentos, lograron ella y sus amigas aligerar la carga y el
temor de la partida. Recuerdo como le pidió a la empleada que fuéramos al stand
de libros para mi edad y ahí seleccionamos: A mí me atrajo el libro ya
mencionado, y a ella uno de la vida de George Washington.
Leí mucho más el de la tierra de Oz, el otro texto fue la
cuna de todas las hojas del campo de diversas formas y verdores que me gustaban
y que guardaría ahí para verlas una y otra vez, con las pastas duras y entre
las pelucas y batallas del primer mandatario norteamericano, mi colección se
resguardó.
Hoy día, que
diseño mandalas me queda clarísimo por qué les pongo hojas, la variedad de estas
formas naturales me puede fascinar. Hojeaba durante la hora de irnos al
descanso todos los tesoros que había yo coleccionando durante el día, que iban
apareciendo y que disfrutaba en paz, y me la volvió a dar hoy día. Así, esos
libros me acompañaron ese verano y creo que si me dieron mejoría en el inglés.
En estos días, he releído el de la tierra de Oz, y todas las remembranzas me
han acrecentado la paz.
No
es difícil ir descubriendo los asuntos mentales que son para nosotros
prioridad, es en mucho un gusto y más que nada una alegría interior para poder
pacificarnos y saber a qué le damos realmente importancia. Esta vida actual es
muy demandante, (ya lo hemos dicho muchas muchas veces) mas no hay que
olvidarlo, porque no nos podemos enganchar en todo.
En lo personal, lo que a veces me roba mucho la paz es
recriminar de los caminos andados, que creemos que no nos llevaron a lugar
alguno, mas cuando volteamos a ver sabemos que todo nos ha conducido a momentos
que tienen gran sentido para la vida más allá de las cinco o seis décadas que
ya vivimos. Es importante revalorar, rememorar y dejar claro que es más afín a
nosotros.
Cuando comienza el capítulo numero 14 (catorce) del texto
sobre la felicidad de Bertran Russell, nos dice: -puede que no esté muy claro
si el trabajo debería clasificarse entre las causas de la felicidad o entre las
causas de la desdicha. Hoy día ya los jóvenes están mucho más preparados para
seguir a su corazón, eso exactamente es uno de los aspectos más bellos de la
apertura de conciencia, la fortuna cada uno la llevamos dentro, así caminemos
en la playa o en la montaña, así seamos como seamos, el respeto al ser, es lo más
valioso que hay que cuidar.
Sí resulta muy penoso pensar que existan tantos seres
humanos que tal vez realicen trabajos que no les agradan y tengan que hacerlo
solo para subsistir, es algo que a todas luces se vive, pero no por eso mismo
se le da entrada a la inquietud, saber volver el camino y encontrar a nuestro
ser pacifico es un deber. Que lo que nos
toca realizar sea placentero y muy creativo es básico, pero si no lo es, uno
puede convertirlo, hacer los pasos más agradables. Nadie puede ser feliz
haciendo lo que no le gusta, por lo que hay que poner todo lo que sea necesario
en la balanza.
El ocio, nos dice el mismo autor es en función a un
trabajo realizado. El ocio por el ocio mismo es seguro que terminara haciendo
un remolino en el ser que solo este en busca de no hacer nada, y puede
causar un desorden mental. Si nos vamos con la finta de que no haciendo
nada estaremos mejor, mucho ojo a lo que decían nuestras abuelas: - La
ociosidad es la madre de todos los vicios- y dice Russell: El mejor aporte del
ser humano a la felicidad y por ende a la civilización y la paz, es tener la
mejor manera para ocuparnos en nuestros tiempos libres, y no solo en los
libres, también en los que están más fuertes los deberes del rol que nos toque
desempeñar.
Nos comenta que el acto de decidir no siempre es
agradable a todos los seres humanos, hay muchos de nuestros congéneres que son
felices de que decidan por ellos, ¿Pereza mental? yo creo que es más un asunto
de desmotivación.
El ser humano que posee muchos medios y bienes
materiales, si es en verdad sabio y maneja sus niveles de inteligencia con
adecuación, siempre tendrá entre sus días mucha disciplina, orden y
motivaciones varias. Se comenta mucho como el Rey de Holanda que es piloto
aviador y le encanta volar, tiene horas de vuelo que realiza en una línea
comercial. Se ha vuelto para él importante ser y pasar como un común de los
mortales.
El buen trabajo, genera ambición, ganas de crecer en
algún aspecto, conocer más y poder compartir mejor con los congéneres.
Los dos ingredientes del trabajo bien realizado que nos
dan asientos de paz son: Ejercitar una habilidad y por ende la construcción de
algo, un proyecto por más sencillo que sea siempre nos implementa para bien.
Algunos se preguntan a veces quienes son más felices ¿Los
artistas? o ¿los hombres de ciencia? Muchos se responden que entre los hombres
de ciencia hay más posibilidades de satisfacciones reales por la diciplina
requerida, mas esto mismo si el artista también lo implementa es seguro que
logre una larga satisfacción de la obra realizada y esto le de paz.
Interesarnos en asuntos totalmente ajenos a lo que es
común en nosotros, también es algo muy positivo, no quiere decir que estemos
ocupándonos de más de actividades que no sean de nuestra incumbencia, para
nada, es más bien aprender a compartir con lo que hacen los seres que nos
rodean y poder interactuar sanamente con ellos.
Observar, (así mismo como lo es la oración contemplativa
o la práctica del zen) aportará elementos para tener mayor paz.
Continua Bertrand Russell: - Todos los interesas
impersonales, ayudan a mantener el sentido de proporción en lo personal.
No hay objetivo sin cauce, aunque si puede haber objetivo
sin sentido, por ello mismo si aclaramos esos sentidos de la coloración
en nuestra vida, sea que nos guie la sabiduría, las emociones o queramos estar más
serenos en la paz, no es tarea delegable. (Continuará). MJ
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